onrisa, mientras miraba como Santiago se había qu
ria - dijo mirando a los ojos del homb
lugar en busca del café de su abuelo, Santiago supo que él no quería que su hija escuchara lo q
antiago muy interesado en
tuvo celos y rabia al mismo tiempo y no sabía el p
z más, mientras pensaba en lo que pudo haberle h
un accidente un día antes de la boda y murió en el hospital, fue un golpe muy duro para mi princesa, incluso intentó matarse - Santiago estaba demasiado sorprendido con lo que escuc
o que le habían dicho, en ese momento la puerta se abrió, la
nza - dijo Emily haciendo q
onald vivía enamorado de la pequeña niña. Emily so
é que eres un gran hombre Santiago, pero Luciana desde que pasó eso se cerró
na gran decisión y Ronald sonrió al oírlo, eso la verda
rse de su hija, aunque no tuvo que ir hasta la oficina, ya que Luciana se encontraba hablando
él, la niña estaba en brazos de su padre pero al ver a Luciana le pidió que la bajara, él hizo lo que su peq
¿cuándo irás a
r esta vez sí lo estoy convenciendo p
oso. - en eso
l oír a su hija, definitivamente la hermosa mujer se había dueño el
a miró a su padre, quién para segui
a la niña miró fijamente a Luciana que también ten
Santiago volvía a salvar a Luciana de las preguntas incómo
- dijo inocentemen
r conmigo y dejar a tu papá y todos los que te quieren. Pero lo que podemos
i? - Santiago se puso muy cerca de ellas, haciendo que Luciana pudiera oler
e nos está esperando -Luciana frunció el ceño
, ella es
jar que nadie te lastime. - la niña se tiró a los brazos de su padre, él era perfecto. Luciana sentía
avor - abrazó a su padre y luego miró a los O'Brien. - el fin de semana pode
el fin de semana?
pequeña sonrió y
eza. Sacó de su saco una tarjeta con su número personal y se lo dio a Luciana que la aceptó y con una inclinación de cabez
Brown había contado, no podía ni imaginarse el dolor por el que Luciana había pasado, porque ella había perdido al amor de su vida por culpa del maldito destino, a cambio él, había sido un imbécil que le entregó todo a una mujer cruel y despreciable, lo único que podía agradecerle