s se iban apoderando de todo a mi alrededor. Un sentimiento de inseguridad me embargaba mientras trataba de pensar en mis próximos pasos. Las campanadas de un reloj, me anunciaban q
uestas, todo era tan excitante, extraño, misterioso y emocionante para mí que no comprendía todavía lo que me estaba pa
o va a pasar nada en una noche, me dije. Deslicé mi mano por el cabello tratando de espantar esa preocupación que tenía
brán confundido? Nunca nadie la mencionó, ni siquiera mis padres. De lo poco que recordaba de mi vida a su
sometidos en tan corto espacio de tiempo. No podía creer que en un día había encontrado a mi abuela y la había perdido al instante. ¿Cómo me pueden estar pasando esas c
dejaban pensar con claridad. Sobre todo, la incógnita de lo que estaba por conocer y que me hacía imaginar lo peor sin saber por qué era lo que más me preocupaba. Existía algo en esta casa que no podía explicar.
ospe
as de campo con hermosos jardines, donde las personas eran muy amables y cariñosas. Tenía los mejores padres que se pudieran
acá tenemo
parar. Sin embargo, al desembocar sonriente en la habitación, las miradas de mis padres me desconcertaron. Sus ojos estaban rojos como s
ortaran así, por lo que los abracé atrás sin preguntar nada. Permanecimos as
sabes que papá
, p
te ama
os me aman y y
ien se quería más. Sin embargo, ellos siguieron serios y hasta se enjuga
ue jamás lo olvides. Como tampoco debes olvidar
mañana deberás
domingo mamá, no hay c
que vas si hay -dijo p
pregunté sin enten
a una escuela nueva. -Habló
la, ¿para qué neces
nda donde te cuidarán
mayoría de las clases me las daban ellos en la casa. Solo iba a la escuela cuando papá daba clases y no me separaba de él. Si salíamos al receso
esté vehementemente, con la convicci
e papá para mi asombro y mamá aceptó al decir que sí con la cabeza
arme con ustedes! ¡No quiero otra escuela n
irme, me quedé quieta al instante. ¡Era la
mi madre. -Ella es aún pequeña, no pue
necesario que vayas. Lo harás mañana mi
rebatir, era prácticamente una orden. Me abracé de mamá y
explicarme con tono dulce mamá. -Hay
y lejos d
pero es po
rás a
su voz un tono de suavidad y tranquilidad que yo podía entender que no sentía. -Cambia esa carita, vamos, todo va a estar bien. ¿Sabes que esa era l
me de su pecho para mirarla a l
ar solita. Ya verás, te va a gustar mucho como me g
gunté ilusionada. -¿Podré
a. Cómo les dije antes, no tenía cont
Además, irás a los ejercicios, correrás todo lo que quieras en el enorme pa
podré leerla toda
rgué de comprar muchas de ellas, si buscan bi
o de un
ibro estaré escon
uerdo de esa noche. Jugamos todo lo que quise, comí mi comida favorita que mamá cocinó, y hasta el pastel de manzana
yecto hasta que un carruaje negro nos recibió. Montamos y salimos a andar con mucho sigilo, ellos miraban insistentemente hacía todos lados y mamá murmuraba unas
poco fueron esparciéndose más porque ellos no iban a recogerme. Al inicio fue algo duro para mí adaptarme a la vida del colegio, pero el alma caritativa de las monjitas, así como su agradable forma de ser, me hiz
nder algunas cosas del huerto que teníamos. También como me dijera mamá existía una biblioteca que en mis primeras visitas me pareció que contenía todos los libros de
irme de vacaciones desde el día anterior. Cuando ante mí apareció una monjita toda apesadumbrada, que al verme suspiró muy fuerte. S
, la madre superiora quie
a que no era nada bueno lo que pasaría en esa oficina. No sé expli