de mi país y todo había cambiado. Emily, Lucy, Rebeca, Abby y mis tíos llegaron a mi mente,
aba conmigo en mi bolso de mano, mi padre c
llos del aeropuerto después de mostrar los pasaportes y de ser revisados, salimos; mis lágrimas salieron con fuerza al oír el grito de Alexandra, giré y la vi con mi tío Andrés. Corrí hacia ell
s hermosa
uidamente me abrazó, yo le respondí con efusiv
egó de mí y agregó: -mi padre tiene razón, te has convertido en
un deje de tristeza, lo menos que quería era atr
ble que cubría en esa ocasión con una sudadera negra ajustada con la imagen de la portada del disco de Metálica «And justicie for all». Nuevamente, el nudo en mi garganta resurgió. Esa era un
apá puso cara de no gusta
aje que me hice en toda la espald
enas lleguemos! -el
tío, mi padre había acordado con ellos que fueran por noso
lo maravillosa que me veía, logrando que de momento olvidase mi p
olo a su alrededor. ¡Alguien debería darles una buena dosis de ubicación! Siempre consideré que la inmadurez de la adolescencia se quedaban en la secu
-nos informó mi tío -las ma
fui quitando la chaqueta; la frescura era soportable. Luego de unas horas d
buelos, sobre todo a ella, junto a esa visión los olores familiares resurgían y la niña que una vez fui reaparecía ante mis ojos tras aquel jardín que recorría con Alexandra trepando árboles y meciéndonos en el columpio d
s este viejo, pensé que moriría sin verte; m
Ahora mi abuela er
abrazó contra su pecho ti
ta que sentí que mis rabihats se manifestaban
usurros, pero aquella frase la había dejado sin terminar. -Bueno, es mejor que entrem
re con entusiasmo, al parecer en estos
ya licor -agr
al. Bienvenida, Victoria -dijo mi tía Isabel, la madre
a me había prometido que pronto hablaríamos y como mi padre suele cumplir mis deseos,
opuso Alexandra, no sin ante l
debe de estar exhausta del v
lo un rato -y sin decir más
, me di cuenta de que caí en sobresalto, tan
o lleno de afiches de grupos de rock, junto a las guitarras eléctricas de Alexandra, fueron trayendo a mí el recu
a con rostro pasivo, y sin dejarme contestar me abrazó y me llev
y habla ¿Por qué
voz se cortó por el llanto, ell
e chico que era tu novio? -La vi y
a se levantó y tomó dos cervez
el nudo de tu garganta -me aconsejó y así lo hice
tenía buen gusto -
lgadas en tu pared -ella sonrió, entonces comenzó a detallarme hasta que vio mi
acaso ese anillo que posa
ceptado casarme con él -mi noticia logró que mi prima se
edido matrimonio y no me habías contado? ¡Eso no te lo voy a perdonar! -dijo en t
na que no lo conociera, nos hubiéramos l
aquí. Él tocaba batería -tomé
ario antiguo? -Una vez más mi corazón di
e me amen así -di
que haya
ida no es nuestra y siempre he creído que la muerte es solo una puerta que nos conduce a otro mundo y cuando se cierra otra se abre. Imagínate que esa puerta de la muerte te conduciría al cielo o al infierno -sonrió con picardía,
na suya. Estábamos tiradas en la alfombra de su cuarto tomando y sacando mis fantasmas, pero los demonios que me atormentaba me los había reservado. Me sentía tranquil
parece un suspiro producido por una persona viva -sonreí por sus palabras y ta
a mi tío Andrés para ver si estábamos bien, pero al
do. -Luego de esas palabras se despidió, no sin antes decirn
e el trasfondo de ese suspiro
reencarnación -me metí de lleno en otro tema q
ente supon
ontrar en esta vida. He experimentado eso desde siempre y a partir de esa sensación he estado generando sueños, imaginando que nos enc
veza está alterada,
e quité mi bebida, lue
s dueños antiguos de la hacienda los Álamos, y que, por cierto, están bien muertos, incluyéndolo a él -hizo una pausa y puso una expresión de terr
muéstrame tu tatuaje -
se quitó la camiseta dejándome ver un enorme y h