ltos de quien fue mi suegra, pero
é cantaleta, te confieso, dej
consciente de los brazos de Ana, dejé salir un gemido de dolor a
rada de Víctor, cuando
finca en Montería. Por cierto, hace tres años nos radicamos allá. Vinimos por unos chequeos médicos para él y como Fernanda anda con una l
sde que cumplí dos meses de casado me arrepentí de haberlo hecho y no me preguntes Anita, pero de la noche a la mañana caí en
u matrimonio, si no hay amor y no hay motivos de
, por el
cierto? -Esa pregunta confirmó una sosp
osas, decidí destapar todo-. Y como siempre ha dicho que no quiere ser una
dado, ¿cierto? Er
Ernesto. Ya debo regresar Ana, me alegró mu
ligente, casi un genio, pero no podía hacer una vida normal, era la ado
o que pregu
isitarlos
do qu
aci
n pan de Dios y Rita era la encarnación del diablo. Por donde me
los ojos de Virginia... confirmo, me sigue amando. También quiero finiquitar el divorcio, no quiero que ella se quede con nada de mi nueva sociedad. Era una interesada, por eso mi madre era quien figuraba como due
se lo entregué antes, por
e agradó-. No va a gustarme lo q
señor. Si ha
aci
itación de mi hijo, dormía con su nana. Pasé por el cuarto de cocodrilo mayor y Rita roncaba como leones, desde
encia y hace dos meses cuidaba a Ernesto, no tengo idea mi hijo porque le dice Mecha, en tan poco tiempo él la adora y era porque evitó el maltrato de Sandra. Llegué a mi cuarto,
dente que la aca
estás «p
poradas, o más bien cuando ella se port
ar. ¿Cómo te terminó de ir en l
darte un feliz año, ¿est
é dormido en su cuarto y
os, aunque no era que nuestra vida sexual fuera la más activa, si había tiem
decirte que lleg
ueño. Te amo a
o a Ernesto
terminar con la relación antes de serle infiel, eso era no respetarse uno mismo, de ella aprendí a dejar las cosas antes de ofender a la persona. Le he ag
***
ue de la nada esos ojos negros las derrumben. Las manos me seguían temblando; esta mañana, cuando salí a la obra para poder llama
va a saber que sigo sintiendo algo. -volví a llorar en el carro. -volví a tomar agua. Debía regresar
bia no escuchaba vallenato, no iba a martirizarme al escuchar las canciones que me cantaba a mí y ahora debe de estarle cantando a su esposa. Sin embargo, cuál idiota masoqu
enía razón al concluir lo de su tristeza, Alejandro no estaba bien en su alma. La
scarado de decirme eso! ¡TE CASASTE! Era imposible que yo dejara de llorar hoy, subí al apartamento, vivo en uno de los mejores lugares de Dubái. No podía quejarme, fracasé en el
¿quiere comer al
pero no logro hacerlo, a mi llegada salió corriendo la r
qué estuvi