igí al portón, iban a ser las seis de la mañana, vi la banca, al lado de un gran árb
o, al cerrar los ojos, lo primeros que me viene a la cabeza era la mirada de asombro de Virginia... Todos los días de mi vida he lamentado
la mejor mujer del mundo y terminé con ella para casarme con una... otra. -apreté las man
hijo, yo no molesto, todos los días agradezco el despertar tomándome un tinto con mucha dignida
ión molestar. Alguien me recomendó el luga
igreses, sino de los amigos de la famili
mis mejor
frío capitalino, tú sigues en tus pensamientos y y
despertar cuando
s! Mejor tomémonos e
o, ¿có
fui consciente de cómo la cafeína ingresaba a mi sistema, ni que supiera lo mucho que me gusta el café
d, dándole la importancia a tan in
é present
ca a tan temprana hora? -No me regañaba, su mirada
petidas ocasiones
daría a un amigo, eso
soy tan fan
menos, ¿qué tan fan
e no conozca, he crecido en el ámbito católico,
cho, punto a tu fav
el mundo, menos con uno mis
el año, una buena tertulia, empecemos por el principio,
to, casado con un demonio de mujer y
ismo?, he escuchado la versión contraria, y el que uno lo diga d
e amo demasiado, cuando ya no podía devolver las burradas hechas de mi parte, dos meses exacto
y tu caso. Así poder opinar si me lo per
i puedan
escuch
ia larga
o vuelvas a utilizar mi árbol. -vol
ted y yo juntos. Con los meses descubrí que esa belleza que refleja su físico era mero reflejo de quien, era ella por dentro. Su carisma, su man
a conmigo. Nos hicimos novios en el último año de carrera, luego nos fuimos a vivir juntos, íbamos a casarnos. Unos meses ante
la boda. -No tenía idea porque me salía tan fluido hablar con este señor, no he podido hacerlo con mis amigos-. Un mes antes de
cuencias de mis errores, mi esposa me es infiel. De hecho, en este momento se encuentra con su amante, al quien le pagué la remodelación de su casa, e
uecos en los que habla
, ella cuando me ofuscaba hacia la misma preg
ordimiento de haber perdido a tu anterior novia. -alcé mi ceja, ¿tan evidente soy?- Dado a
, n
ncio, pensando en lo estú
engaño, es porque ahora la vida te dice en la car
s que dice mi madre,
responden, Dios nos dio el mayor regalo y es escoger, tener la capacidad d
ró a mi pecho como una daga, porque
ran puesto y me dolió el hecho que no pensara en mí porque nos veríamos solo una vez al mes por el
otras opciones. Siempre hay
staba que trabajara lejos con tantos hombres. Sus jefes eran ext
quien viene a hablar, confesar o buscar consejo. ¿Sabes cuál es tu problema? -No dije nada, me he dado rejo todo el tiempo, por eso-. Que
qué lo
lleza, algo fuera de lo común, con rasgos europeos, llegaron buenos partidos dignos de una reina y tú te sentiste de
a más probable que tú no fueras suficiente hombre para Virginia y antes de escucharl
is manos volvieron a temblar, ¿cómo una persona pue