o. Le costaba respirar, un dolor lancinante se le instaló en el pecho. Al menos, llorar en un hospital no era tan vergonzoso, ya que mu
desorientada sin rumbo fijo, hasta llegar a un parque cerca del hospital. Se dejó caer en la banca más le
icción y profundo dolor en la que se encontraba. Sacó el celular de la cartera y llamó a Andrés
hí, respond
na que vivió, sentía un dolor pulsátil en el estómago y el dolor que tenía en el pecho, se
se hombre a quien yo consideraba como un amigo,un amante, un compañero. Era imposible. Treinta minutos después, Andrés llegó al p
súper bonita. Pasaron la noche conversando y poniénd
iudad. Nadie del salón le hablaba, los niños lo observaban como un bicho rar
nos, siempre asistía a las clases con el uniforme casi ajustado y tenía muchas expresiones con las manos. Siempre tenía cara d
que dijeran los demás. Un buen día, decidió sentarse con él a la hora del receso, al finalizar, ya eran amigos. Ella hizo lo que no habían hecho los demás niños, no le preguntó nada sobre su personalida
tener habilidades en el deporte, siendo su mejor amigo el mejor porrista. La amistad terminó cuando la madre de Christina decidió cambiarla a un colegio solo para niñas. Intentaron manten
con otras niñas y después de un tiempo, empatizó con ellas. Christina, solo volvía a la vida e
ás había quedado la figura que le caracterizaba de niño. Las largas horas y esfuerzos en el gimnasi
sorpresa, él se había convertido en una persona completamente diferente. Se le notaba feliz y co
de Frank, del accidente y del señor de la tienda. Ellos la escucharon, aconsejándole que dejara pasar un poco de tiempo
húmedas? -pregunto
iarla hasta dejarla en un estado más decente, Christina lloraba e intentaba contarle todo lo que había s
lorar. -Andrés no sopor
pasar. De camino aquí, lo estuve pensando o mejor dicho
rmanecer con una persona que te hace sentir sola y no te da la satisfacción que tú quieres. Y