ítu
omp
anha
vertiría para duplicarlo y posteriormente compraría un auto más barato y que requiriera menos mantenimiento. Pero la verdad es que lo que obtuvo lo usó para pagar a l
tresar a su marido. Había leído sobre el síndrome de Burnout, el cual estaba afectando a
tos ejecutivos y la infidelidad a sus esposas estaba relacionado a que éstas solían s
ngre", no iba a formar parte de esa estadística. Pe
100 % Banco. Al llegar saludó al vigilante y entró a las ins
tardes,
por aquí? -le dijo tratando
un tono alto para hacer molestar a
o lo primero que se le vino a la mente- no puede se
amento de Publicidad y Mercadeo. Cassie es
a? -dijo Tes
-Amelia no sa
nta retórica,
sintió llegar. Tessa le tocó el hombro y e
Cariño -refiriéndose a la pelirroja- muéstra
O. Le dijo que Amelia estaba en la empresa, lo que
un casto beso- ¿Qué
preguntarme lo mismo. ¿No puedo venir a verte? Qu
mbos adentro, cerró la puerta y la animó a sentarse en el
eso que no me podías
usurró bajito. Raúl tragó grueso
serio? ¿Estás..
animar y perderás tu oportunidad. Pasaré a buscar a Pierre y
nas instrucciones a Tessa y e
ra más
al anal. Aparte de eso, tenía propiedad
do, totalmente desnuda. Raúl estaba sobre ella arrodillado, sin dej
-se quejó ella- Estoy comenzando a desistir.
al oído- Y tienes que admitir que he sido muy insist
los dedos índice y medio. Separó las nalgas de su mujer y le apli
le acarició los senos. Le flexionó la pierna izquierda, para tener ac
-le dijo suavemente-
. Con la otra mano, dejó libre el dedo índice y com
preguntó p
gue -di
andir un poco la zona. Tanteó met
. -decía Amelia, sin poder comp
ente y tomó un preservativo de la mesita de noche, para destaparlo y
entrar. Si te
dijo ext
ujando de a poco. Salía y entraba, hasta que
preguntó ella c
ás de la
todo -le
ído que esa era una zona muy sensible y con muchos vasos sanguíne
por el morbo, pero no duró mucho. Afortunadamente Amelia también había llegado. Sal
la cama y Amelia se a
añó- que pena con Clarita q
mujer. Es normal. Además no es
luego abrió la llave de la ducha. Cuando el agua comenzó a mojarle la piel, sintió
le susurró mordiéndole el lób
n y no quería hacerlo esperar. Se sujetó con fuerza de donde se cuelga la toalla y separó las piernas,
detrás de nuevo nena, p
a jadeando- vamos a ver com
Y te aseguro que lo vas a disfrutar. Pero tienes r
na mano se sujetó al tubo de las toallas. Con la otra mano la tomó de la espalda y acabó con el pequeño es
ia lo tomó fuertemente del cuello y s
a, cada vez con más fuerza. No tardó mucho en venirse en ella, pero aún le faltaba su liberación. Caminó con su
decía mientras succ
largó un grito, para dejarse caer cansada. Estaba roja, despeinada y agitada, pero aú