or
tro. - ¿Sabes lo complejo de la situación? Entiendo que estés enojado por lo de M
milar. - le recordé. - No tien
se recostó en su silla.- ¿Crees que no pensé en cada posible escenario antes de casarme? Lo hice y en todos o
onio donde se especifique a qué tiene derecho la chica. Sus beneficios, los tuyo
a. - murmuré. Aiden lo
s incongruencias. - manifestó. - Con está falacia lo único que vas a lograr será tener a una desconocida en tu
timbró. Era Marlene, así que solo rechacé la llamada de una sola vez. - Si me quieren acompañar
ños y supe que esa vez también lo harían. Estuvieran
el cual terminó de hacer los ajustes que me envió minutos despu
mi desayuno fuera acompañado por Marina. Así se firmaría el contrato de una vez para que las p
e ya estaba en una mesa, con un leve temblor en sus piernas y la vista perdida en el doble
nte a ella. Enderezó su
iciones y pedidos. ¿Se puede negociar? Sí, pero no rechazarlas del todo. - no d
no. De verdad era controlada por los
s rojas. Tan malas no creí que fueran sus cond
po estipulado y el contrato culmine. - enarqué ambas cej
de lo que recibiría al pasar dos meses de la boda. Solo que me causó c
mi amiga y poner mi propio negocio para no qued
ojos se abrieron con asombro como
a menos que lo autorice primero o
a y los eventos.
ora mi cierre o alguna situación que conlleve contacto, tengo que
- aún mejor para mí,
interferir en lo que haga, diga o mi forma habitua
si eso no representa un riesgo para que el co
rio mis obligaciones
ndo su seriedad. Sospechó lo que quise
stres y quiero terminar mi carrera de medicina. - solicitó en un suspiro. - Y
- murmuré lo que hizo Marlene con sus pedidos extremos meses
ara y parec
puede o no. - estaba haciendo un gran
de novia tenga mariposas azules. - añadió doblando el papel de nuevo. Mi ceño se arrugó y ella son
és, no quedando lejos. Nos trasladamos a ese lugar y el solo ver los vestidos me recordó la estupidez que estaba aceptando, aunque mi enojo me llevó a tomar la decisión de hacerlo,
stidor y se probó varios sin mostrarme nada, igual no era algo importante. Hasta que casi dos horas d
su cabello ya con su ropa. - Son tres. - levanté la cantidad de dedos - Dormiremos en la misma casa, ya que una parej
enía pr
nto nuestro y dos más que no dirán nada, pe
iquiera
ana? - me vi igno
ga. - me
puedo perder la herencia. Lo que supondría la per
tó a regañadientes. Instó a que dijer
mucho. - me acerqué demás, su respiración se volvió casi nula en tanto baje la mano para ponerla en la cómoda atras suyo, encerrando su cuerpo en
vernos demasiado cer
as. - Pero tengo que saber muchas cosas de tí.
s datos básicos, para que supiera que responder a los curiosos. Dando incluso las razones por las cua
el acuerdo fue sellado despidiéndonos al salir de la tienda c