OG
como él esperaba. Graham la observó de
oyó la mejilla contra ella. Imogene cerró los ojos para entregarse a la simple alegría del reencuentro. ¡Dios Santo! T
rrara a mí de
l momento. Observó la escena como un voyeur, a
do más de menos a la otra -coment
nco, soltó a Terra
le... ¿aq-quí es
regunta-. ¿Es posible que me estuviera esperando? -inquir
entira-. Sí, bueno, Terra y yo somos inseparables. Llevamos cinco años juntas y, s
erte de que su dueña sea
frío. -La idea que lo hiciera
bien
mo que no soy de las que se contenta quedándo
iera, tuviera un accidente? -Él trató de mantener la voz controlada, per
a menudo, milord. Mi resp
con la aprobación y el consentimiento del señor Hargreave. Siempre se lo notifico al señor Jacks, el administrador, para que pueda controlar las dos horas
o se le ocurriera salir a montar sola, pero ¿cómo demonios iba a
lo miró con los
uede decir que tiene controlados todos los peligros inesperados que pueden surgir. -
ó ella con la cara roja-. Eso es cierto. Por desgracia, es algo que ha quedado pat
e ha resultado
luntariamente al peligr
qué pasa con los que
r dolor a ninguna de las
lo haga - replicó ella. Su voz se hizo cada vez más suave mientras seguía mir
tocado una fibra sensible
entrelazados pasaron de nuevo por su cabeza. Estaba seguro de que estab
añadiendo un
rden. Graham tragó con fuerza al verlo. Ella era perfecta para él, su aceptación, s
eaban con motas doradas, verdes y ámbar. Lo mismo ocurría con su pelo; no era realmente castaño, sino que la luz lo hacía brillar con mil matices. Q
s ya. Quería a Imogene en su cama,
cuosa cuando alzó los ojos haci
l ser obligada a volver a recordar aquellos momentos dolorosos, y sabiendo
vista de pies a cabeza. Estaba vestida con ropa de montar. La chaqueta se ceñía
o conocerla...
o que sus pechos se elevara
¡Maldito decoro! -La frustración de no poder actuar lo obligó a despedirse y dejarla con su caballo. Sería mej
ocado tanta angustia. ¿Podría por favor perdonarme?
más, pero se mantuvo en silencio. Una ráfaga de aire otoñal azotó los establos en ese momento, jugando con el pelo de ella. La frialdad del aire
darse la vuelta y alejarse de los establos. «Que Dios me ayude para seg
a fusta sin piedad los tallos que surgían ante él. Llegó a tiempo para verla a tr
leyó el mismo pasaje en el libro una y otra vez,
egresó. La observó hacerle una señal al señor Jacks, info
ras la veía galopar por el camino,
e de las limitaciones qu
bos entendían las reglas.
en sus brazos, y sus labios conocerían los de ella. Comenzó a esbozar un p
sentada con su familia era su único objetivo y lo degustaba agradecido. El sermón del pastor era un zumbido aburrido y condescendiente, a
jóvenes. La joven pareció aceptar la invitación con gracia, y siguió conversando con facilidad con su nueva amiga. Jules y Hargreave lo captaban todo, al parecer, con gran div
lla. «Sigue hablándole, Elle», rogó para sus adentros. Po
ave y Jules se mostr
argreave lo suficientemente f
a ella, muchacho
go -canturreó Hargreave. Lo
y los miró por
all
yron-Cole, es un placer
itarle era divertido, pero él quer
e! ¿Me haría el honor de
una carcajada tan ruidosa que la gente que los rodeaba come
ién y se volvió para
, observó todo
ellos idiotas y pensó con
ñor Hargreave se ríen como si fueran escolares
dió, movien
yron-Cole, su comport
n unos idiotas insensibles. -Se inclinó ante ella-. Seño
en él eran suficientes. El sonido de su voz ronca era una completa contradicción con su excelente forma física, y resultaba
ombrero, se alejó de las jóvenes y regresó al lu
acia él boquiabierto y con una mirada de sorpresa. Jules y Hargreave estallaron en un nuevo ataque de risa ante esa última humillación. Él hizo una mueca, se llevó la mano a la
es le dio una cariñosa
is convencido a la sociedad de que sois personas responsables, así como a vuestras mujeres. No volváis a hacerlo. -Gra
. -Jules hizo una pausa, pe
rendo. ¿Cómo se te ocurre, Graham? - Jules y Harg
asado; será la única manera
a quedarte después de la boda de Jules? Por favor, considera la po
después de año nuevo. Y acabo de recordar que conozco a
no de los dos. Habéis hecho v
ándoos tal paliza que vuestras esposas
je de Imogene, Graham
manilla de la puerta e imaginó que era su piel desnuda lo que tocaba. Siempre le habían di
ce y se sentía agitado. Realmente necesitaba tener cierto control sobre sus reacciones. Su imaginación -y su sexo- ten
ó a presentarl
a mis primos: Timothy Wilton y su
ios en Cambridge. Os presentaré a mi hermano, Colin Everley. Está ahora en el
gracias antes de acompañar
lo, sonrió a la bella Imo
olvía la sonrisa, provocando una
humor que esta mañana
a, manteniendo a propós
quet, señorita Byron
ero me han acusado de ser
on mi primo o con Hargreave en el transcurso del juego,
ntes sus comentarios por la f
acto, milord. Le prometo
do de su risa. Valió la pena el desas
la pena -aseguró ella, mientras la
golpear la bola con habilidad, riéndose y flotando sobre la hierba, con el cabello dorado oscuro agitado por el viento, sus sonrisas de diversión. Para él, era u
resiona que hayas ganado su lealtad con tanta rapi
rimo hizo una mueca de dolor-. Es preciosa -continuó a pesar del apretón-, perfecta para ti. Así que es
ebrantables. Es como si estuviera destinado a ser o, ¿por qué no?, me a
cudió la
, pero mentiría. Sin embargo, lo harás bien. Tienes la
o has conseguido c
ole un baile -repuso
n consejo? Sé completamente sincero con ella y declárate pronto. Sospecho que la señorita Byron-Cole agradecerá un poco de sinceridad en su vida. No esperes demasiado. Si no te dec
u corazón se detuviera al pensar e
mo Elle invitaba a Imogene a
ía-. Pasaremos por Wilton Court a las diez. -Imo
volvió h
onas más amables y dulces
que está hacien
con tristeza a
así, y sé que
nal para que ambos primos siguieran conversando. Demasiados rec
lo enten
namorado de ti -le su
l cosa? Apenas me conoce. -Imogene se sorprendió por la sinceridad de su amiga
o abrazaba una emoción,
da igual el tiempo, ese hombre está ena
has estado en el baile, Jocelyn. Por ci
por alto la ú
cenar en casa. A Jules, a su
to se convertirá en tu cuña
ar la conversación-. ¿Q
hablando de lord Rothval
podía hablar, así que se limitó a ase
de que somos buenas amigas. Me habló del baile, de cómo habías llevado al cordero. Imoge
has dicho
ustó oírlo, creo. -Jocelyn la miraba con sufic
¿
el verde. A él
son colo
celyn. No está bien. No quiero q
tarde para eso. -Joce
iraras, te lo encontrarías mirándote la espalda mientras habl
momento?». Imogene levant
iciera pensar que podría querer ser algo más. -Bajó los ojos-. Maña
oportunidad que tienes mañana para conocerlo
as de Jocelyn. ¿Estaría r
día llegar a amarlo? Tenía que admitir que, solo con pens
cia todo lo posible. Se encontró con que las ganas de estar con ella eran más fue
os juegos. Me atrevería a decir que la conspiración contra el señor Everley y e
de Imogene hizo patente
duda está poseída por un di
señorita Byron-Cole» de
rio de
masiado largo y tengo ganas de montar mañana, señor Rot
ue ella le hubiera pedido que l
, yo también teng
to, querida y h