asa, aprovechando el tiempo para reflexionar
o tan profundo dentro de ella que se acostumbró a él, lo aceptaba, convivía con él,
nte, ni fuerte, ni ninguna de esas malditas
llena de duda
in que ella pudiese reclamárselo o impedírselo? ¿Quedárselo y después qué? ¿Se convertiría en una persona miserable, ¿Ser
dejó embarazar por uno de esos idiotas que decía
lo que yo ser
consciente de su cabeza, ¿Cuánto e
lguien realiza
sin que lo se
nces, ellos no tenían
pasaría
universidad d
od
ba con él allí, e
que na
ertamente, Era
lo mejor al fina
la universidad y continuaría con s
era hacer al
curecido, era verano, pero las estaciones del año
le parecía absur
l gélido ambiente del viento se le metió a través de la
so relleno de moras que más le gustaba. Pensó que, en serio, le gustaría una mordida d
la ventana, se preguntó a sí misma, si ac
nes más cotizados de la humanidad y tú
es lo que l
igió a su casa con el corazón en calma, reflexionando que, sin importar cuán gran
encendería la estufa con una enorme olla de
cepillo eléctrico, se pondría sobre la cara la mascarilla de miel con avena qu
ave, y se recostaría a dormir en su cama caliente,
ería
hasta el amanecer, el momento idóneo para buscar la clínica más cercana, hacer la cita y a
l de contabilidad para la universidad, eso seguro que funcionaba. De todas formas, ¿Cu
atravesase esa puerta blanca hecha de metal al mismo tiempo que la oía c
con el rostro enrojecido, tenía en su mano la prueba de embarazo que metió
lir huyendo por la puerta qu
s, tenía la piel clara y los ojos azules que le heredo, pero los ojos d
a por sus muecas siempre de desagrado y al hablar su voz retumbaba en todo el cuarto sin
madre endureciendo el to
or la poca resignación que tenía en su alma, la respuesta de su mad
e? -pregunto con l
es alguien de
tió, todo su esfuerzo para seguir caminando, para
solo s
esto en u
la culpaba, la desconocía como hija, la repudia
r a Lucrecia Marcovich enoj
ndo el todo de su voz-¿35 000 dólares para que fueras a una puta universidad a abrir
ad-se esforzó en decir Eli cont
é di
a quise ir a esa univ
una hija que se convirtiera en alguien importante, pero no, solo tengo a la zorra del pueblo en casa
había dejado en las mejillas, sus palabras siempre
se le escapó en un quejido, se apresuró a taparse la boca con ambas manos, pero, no sirvió de nada, no pudo detener el río
la voz de su padre-, lo que e
uro Lucrecia -¿Cuánto tiempo ti
6 días-respondió e
ecia-. Mañana iremos a planificación
recrimino el
ña tan inútil como esta,
o era una inútil sin remedio, que nunca sir
e lo dijera con su propia voz, dándose cuenta entonces de que, cada vez que su cerebro se lo dijo, que cada ve
adentro de ella, le dio un coraje tremendo, unas ganas de defenderse que la regresa
re" pensó "Seguramente,
on una temerosa, pero impagable voz-
Lucrecia, incrédula de la
abeth solo fue adquiriendo segurida
es fácil se
as tan dura con tu mamá, solo e
que ser yo quien la tiene que comprender a ella? ¿Por qué tengo que hacer lo que e
reclamos-No puedes ni con las elecciones de tu pro
ón, mamá. Es mía
túpida que jamás has tomado! ¡Y
tar el tono de su voz-¡Así que no, ace
tenido viva todo este t
ansé de eso. No voy a volver a la universidad y con este bebé seré
onces! -su madre abrió la puerta y
ndo de detenerla, pero ella no paró
en a tu bebé, adelante, dé
-le dijo Edvin viendo
acado eso! -sentencio Lucrecia en
e sacó un rosario de madera de atrás del pantalón y se puso alrededor del cuello -, ya te he dicho que
io la cabeza y se march
udió los guijarros de las palmas de las manos y observo
an sus pies, de cuando en cuando, se le escapaban una lágrima o dos más, un quejido entre los
sa de Kiroshi, jugueteaban entre las sab
este mundo, estoy completamente enamorado de ti y
obra de ar
io en bochorno
vida? ¿Y por qué tardast
para besarla -, ya no me iré nunca -
una pluma, que era aire, estaba hecha de aire y
onseguir la cena, Eli comenzó a curiosear en la habit
ertificados y premios y leyó el nombre de su amado en el papel, i
trar sus revistas porno y ver si acaso se parecían a ella las chicas en las fotos, casi por una broma de dios,
llo de
ón, su cuerpo sintió tanto dolor en aquel momento, que no duro nada, sin planearlo u ordenárselo, sus manos
-, no es verdad, no es verdad
ra cuando Kiroshi regreso, la encontró sentada en e
y le tomo el rostro por el me
ego soltó la sabana y se lanzó sobre él para ab
sola en aquella cafetería, con la cara llena de raspones, un hambre voraz y
ho dólares con
iente, ni fuerte, ni
muy, muy
e, porque la culpa era mayor, incluso que el resentim
o una promesa a sí mis
entonces. Nunca jamás iba a dejar que n
tuada en el pecho, la borraría a
jer diferente, una mujer
igna de ser