lo más importante, era el hermano mayor de Leandro y el padre del pequeño Thomas. Era un poco diferente a él en algunos aspe
ido. Guilherme lamentó la distancia que se había creado entre ellos, pero apoyó a su hermano pequeño en todo lo que fue necesario. Después de todo el tiempo transcurrido,
or desgracia parecía no acabar nunca. Además de las innumerables reuniones y problemas que resolver,
siempre tardaba más en salir del trabajo. Entendía por qué su hermano pequeño quería trabajar, l
evitar sonreír. Hacía unos años no imaginaba la posibilidad de tener hijos, ni que algún día querría tener
Ya casi estamos en casa. - replicó Leandro, impidiendo qu
Thomas ocurría lo mismo, pero siempre le dejaba un sentimiento de culpa; al fin
culpable de que tenga que ser la úl
u hermano decía aquello, de hecho Guilherme repetía
. - dijo el más joven, haciendo conjeturas
tenéis algo más que amistad.
star maldiciendo mentalmente, como hacía siempre
no impediré que Alana le en
ía dicho algunas cosas poco amables a Beatriz, la antigua mejor amiga de Eduarda, que había venido a visi
a botella de vi
y eran muchas. No siempre era a propósito, era un buen chico, pero aun así había incid
también quie
voy a matar
aunque sospechaba que pronto aumentarían los miembros de aquella pequeña familia. Estaba bastante seguro de que a Leandro le gu
ía tranquilizado. Quizá por eso había superado tan rápido la muerte de Eduarda, al menos para los que habían sido amigos de la pareja y sus familiares. Pero tenía que reconocer que era feliz como era, con lo que había llegado a ser. No quería cambiar. No tenía por qué cambiar y alejarse de sus aficiones y
el mismo Guilherme de siempre. A veces se sentía culpable por pensar así de la difunta madre de su único hijo, que murió poco después de dar a luz al niño. Pero aquella noche en particular, arrepentirse de algunos de sus errores pasados y alegrarse de