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Historia
Venganza de Amor.

Venganza de Amor.

Autor: Morabook
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Capítulo 1 El marchite de una rosa

Palabras:1243    |    Actualizado en: 26/11/2023

EL MARCHITE

i cuerpo si así he

as de la muerte, de

e esta será mi ú

mi cuerpo si así

s para que pueda

.

i se deshizo. Aunque no me faltara el sueño, yo me encontraba muy alterada como para d

no lo hubiera hecho ya, como si estuviera buscando alg

ma de él y jugue un poco . Sus ojos no destilaban odio, su entre

é aliv

ión serena era todo lo contrario cuando estaba despierto. No entendía por q

tivos; angustia, tristeza, incluso estrés. Mi matrimonio ya no

ento todo s

alta. Quería saber algo de ellos, pero aún no lo había con

Lo único que nos unía entonces eran nuestras hermosas hijas: Olivia y Mariella, la luz de mis ojos. Me dolía tanto, pero no podía quedarme. Mi intención nunca

i marido no se diera cuenta. No me molesté en calzarme, pues quería pode

arto con la mirada, me topé con algunas botellas. Una de ellas llamó mi atención y no lo pensé siquiera cuando me acerqué a buscarla y me tomé una copa de ese exquisito vino. Para acompañarlo, degusté un

especto. Invasivos, llegaban de manera abrupta,sin aviso, como un gol

e. Emprendí un pequeño recorrido para despejarme, tarareando una canción y simulando que tocaba el piano, tan maravilloso instrumento , el recu

a: Hazl

estaba

, sentía en mi pecho algo pun

, un asunto complejo. Pensarlo demasiado me hacía dar círculos sin fin, has

ndo a lastimarme las palmas. La impotencia me provocó alg

copa, y me escabullí hasta el baño de la alcoba. M

a juntos hubiera

ue esté

s fugaces se cr

asos. Pude sentir el abrazo cálido de Mariella. Pude oí

no se lo permitió. Si ésta era la úni

s empecé

gré tomar una decisión. Espero que lo entiendas y sepas que a pesar de todo el daño que me has hech

diario, así como yo intenté que tú te sintieras. Has de ellas buenas personas, enseñales tus antiguos ideales, recue

cruel mundo nos consumiera, te ruego q

uego, m

s veces que había llorado allí tirada; las veces que, arrodillada le supliqué al mundo que nos

no podía controlarlas así como n

una, dos y la copa de repente yacía en el piso. Los tr

s carmesí. Elevé la vista y descubrí un corte en mi dedo. Ni

rlo, sólo agarré un fragmento de

na mis niña

erminar, todo estaba teñido de rojo y por un i

ojos en

e.

iv

iel

despierten y no

den cuenta, puedan

en lo mal que estuve. Mejor piensen en qu

sean f

al

vaneció mi mente por fin dejo de pensar y siento que por dentro he s

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