mirado mi teléfono móvil unas setecientas veces y repasaba en mi cabeza cada letra del correo electrónico que había recibido de mi nuevo asesor. Ya había revisado todos mis trabajos
que tu nuevo profesor sea bastante guapo, pero no hay necesidad de estresarse por eso -dijo Lara aparec
, sabes que no tengo buena reputación como estudian
ijo con serieda
ido al proyecto y ella me abandonó cuando solo quedaba
lación" ya no era aceptable, e incluso se había despedido con un
a desesp
camente se habí
nado, vi cómo se tiraban por l
propio proyecto. Fueron dos años de sufrimiento y brotes que no sirvieron de mucho, solo dieron como resultado un cer
a prueba oral, una prueba de opción múltiple, un ensayo, una prueba de fluidez en al menos dos lenguas extranjeras y una prueba específica para ingresar al programa de doctorado del mejor profesor de literatura de la U
nfuñó. - Mis alumnos me están esp
conocen como la «maestra de la demora», p
sora de derecho en la universidad, impartía sol
*
preguntó Lara. Claramente se
puse los ojos en blanco y ella imitó mi gesto. -Me temo que la mayoría de
blanco. - ¿Cuántas asignaturas pagarás
ca con incredulidad. - Además de l
tir de ahora. Convivirán día, noche, amanecer... Dentro d
buena persona, porque no sopo
ente en su profesionalismo, más nunca se te ocurra marcarle
personas, pero él te
nté; no la est
mero a la sala de
si me había sacado a rastras de la casa por el horario
mar un café,
barba incipiente, muy guapo... vino a mí. - Soy Fabio. Me tendió la mano y se la estreché. - ¿Er
ije y él asintió. - Mi nombre es Vera -le respondí co
bia clara que me sonrió con simpatía. prosiguió-: Ese es Fabio, de ingeniería. Esa es Macarena, también estudiante como tú, es estudiante de maestría en historia. -Señaló a
n la habitación fichando.
sos -me murmuró Lara y agarré mi maletín con fuerza, mirándola molesta,
o dieciocho, donde estaba el ala de literatura y literatura. Caminé por un pasillo gigante con varias puertas cerradas
día de escuela
guapo que en las fotos de mi investigación. Tenía un cuerpo fuerte y, aunque llevaba traje, se podían ver
á -dije y me mi
orme ventanal, porque cualquier cosa que pudiera arrojarme desde allí arriba. Las cortinas estaban cerradas, por lo que solo tardaría