img Ella es mi monstruo  /  Capítulo 4 3 | 40.00%
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Historia

Capítulo 4 3

Palabras:2271    |    Actualizado en: 05/12/2023

tierno

sabía que para salir victoriosa, debía resistir sin desviar la mirada. E

dad? -preguntó mi cuñado, com

palabra ya había ganado la mitad de la batalla

ce para apuntar a Owen-. El horario no afec

sas: escuela y trabajo -Pam enumeraba con sus dedos -ade

o agreguemos que ganaré el dinero para pagar la pl

jaque mate. Pam parpadeó un par de veces, intentando n

o para ti, debes decírnoslo -dij

del todo cierto. Aún si era demasiado

porque no quería comer con nosotros. No porque realmente lo sintiera, sino porque recibí la charla

Me dio un par de consejos de convivencia, que escuché, pero dudaba que me fueran a servir. Pam se hacía respetar a primera vista y si a a

a si me molestaban, ni pedía respeto. No es que deseara ser as

Universidad, donde estudias para convertirte en profesora de Educación Física -el j

jefe no me dijo su nombre y me mandó a que lo llamara Señor Peters. Era un gruñón, pero

ar las fichas de los socios, llamar a quien se

que estaba haciendo y salí corriendo hacia allá-. Quiero un café de filtro, no de la máquina. Hazme u

ía al fondo de la biblioteca. Calenté el agua en un hervidor eléctrico; mientras, preparaba el filtro de papel con dos c

de las mesas como si fueran

engo que llegar

bolsa de basura del

i una idiota, lo sé. ¿Y en qué preciso momento me di cuenta de mi estupidez? Cuando estrellé el vaso de café contr

rviendo.

a temperatura, ahora quemando su piel. Su cara era muy graciosa, estaba contraída en una mueca de

entre dientes, mientras corrí

iento, lo siento -me disculpé sin cesar. El jefe

e-siseó mi no

con fuerza para no reírme. Oh, vamos,

siento. Soy u

r café. Pero al menos no perdí el trabajo, eso sí hubiera sido una tragedia y m

? Tanto papeleo ya me tenía mareada. En serio, trabajar era un asco y má

az mental o lo que fuera, que por favor, viniera a mí. Seguí

entí extraña. Era esa sensación que tienes cuando te observan. Siempre te das

ces l

enerle la mirada. Nunca lo había visto, pero apostaba que él sí me conocía de la univer

levantó de su asiento y ya no pude evitar seguirlo con la mirada. Se acercó al escritorio con una tímida sonrisa de costado. Cargaba dos libros debajo de

li

una mueca. En cualquier momento llegaría la burla-.

datos y se la pasé para que la firmara. Luego de dibujar el garabato de firma, me dio el papel y guardó el libro en su m

-sonreí a modo

él no se movi

or aquí. ¿Eres nueva? -

¿En qué momento me d

lo soy -dije,

do empezaste? -pr

ones, me resultaba extraña su actitud.

pecé hoy

dó en silencio, mientras alz

ombre -oh, genial,

na id

cachetad

d, como si estuviera saboreándol

us mejillas se tiñeron de un rosa suave. Algo en mi interior me dijo que estaba siendo sincero y ese descubrimie

intió en respuesta y se dio vuelta para irse. Pero mi mano te

é estaba

as, sorprendido por la actitud de una completa e

este pobre chico contra su voluntad? Sacudí mi cabeza un par de

por eso. En su ficha solo estaba su apell

eza de manera tierna. Sí, "tierna

Bra

hico tierno y educado que habí

azo, acomodé la manga de su camiseta y son

desdramatizando-. Entonces,

té con demasia

a? Debía parecerle deses

my -salud

s, Br

caminaba, acto que me hubiera dado mucha ver

n la misma y el nefasto resultado fue caerse de bruces, tirar la silla y provocar un estruendo en la silenciosa bibli

ente, besando el suelo en ese preciso instante. Lo ayudé a ponerse de rodillas, pa

rec

té, mientras movía la

una ceja y susp

a llenar mi cuerpo de bienestar. Estuve esper

puesta. Era tan rimbombante y contradictoria y su ro

tapé mi boca con ambas

í rién

y

se caía y no podía hacer

y una mala

empezó a reírse a carcajadas

Paré en seco de reírme y me aclaré la garganta-. Es

no me miró. Suspir

año fue

stás haciendo mucho escándalo! -gritó el Sr

on la esperada actitud de desprecio. Esos sí reconocían al monstruo. Pero, para mi tra

a sido muy agradable. No había dado indicio de saber de mi reputación y eso era genial. Hacía mucho tiempo que no r

sé, pero no digo

se me había hecho eterno. A pesar de eso, sonreí satisfecha mientras caminaba hast

a enterrada en un libro de matemáticas. Ugh, que horror. Eso

bajo? -preguntó sin des

ndí y me adentré

n la almohada, puse mi cuaderno en mi regazo y tomé un lápiz. Empecé a leer las fórmulas, pero no entendía nad

monios e

ía mejor la información. Ya parecía Lena. Lo estaba intentando, en serio lo estaba, pero

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