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e poseía ese chico. Si yo fuera él, ni loca hubiera estudiado arquitectura. ¿Para qué esforzarte c
venía a ver. Es que me sentía presa de sus encantos musicales, hechizada por cada rasgueo de cuerdas. En varias ocasiones, Brandon levantó
u solemnidad musical. Para mi sorpresa, regresó al estado de inocencia y ternura que lo caracterizaba. Era, nuevamente, el Brandon que yo conocía y trataba, por lo que la burbuja de sentim
ua y comieran algo antes de que regresáramos a los alojamientos. Ap
azo. Mi intención era que fuera despacio, como un gesto entre amigos, pero s
ico. Quería pate
ento... yo
u actitud aplacada. Se me daban fatales esas bromitas, tendría que abstenerme de hacerlas en el futuro si
nmovedor -expresé con sincero entusiasmo y me quedaba corta con las palabras. Brandon habí
del bar podía ocultarlo. Eso me sorprendió un poco. Es decir, con su tal
mpresionante? -pregunté con el ceño fruncido.
o decir, me han dicho que toco bien, a se
scuchado... "bien, a secas". Esa gente estaba loca
tu fan número uno, Bran
ra que solía hacer... tan tierno que lograba derre
nios esto
miró confundido, esperando a que le explicara mis extr
Él solo asintió,
e nos presentaron a los otros dos miembros de la banda, cuyo
os fuimos. Los varones nos acompañaron para dejarnos
eado muchos recuerdos. Sí existía algo bueno en mi vida universitaria, eran esos tres chicos de primer año. E
epetir lo sucedido el anterior. Mi idea era centrarme en los estudios y en las prácticas, además de mantener un comportam
de la madrugada y sentía mis ojos pesados. Sin embargo, mi mente no dejaba de dar vueltas
mezcló con la realidad. Era algo que casi nunca me sucedía, estar durmiendo, pero
su forma de ser me hacía sentir cómoda, era mi casi-amigo y mi nuevo cantante favo
sciente, junto con sus gestos que tanto me gustaban. Desde el escenario me sonrió
tocarle las mejillas redondas y coloraditas, tan tiernas y capaces de elevarle el ánimo a cualquier persona. Sus ojos avellana se encontraron con los míos y pude verme reflejada en ellos, no
¿Qué más daba, si
se abrieron. Llevé la mano a mi pecho y l
monios m
, ¿qué estaba mal conmigo, eh? ¿Acaso no podía mantener una amistad
porque me había sentido tan bien con él, a gusto con mi propia persona. Eso no era algo que vivía a diario. Me preguntaba qué significado
epitió la siguiente noch
o ya estaba
ases me fui a las prácticas de volleyball. Mi queridísima rival es
das vernos competir, aunque a mí no me gustaba ni medio. Es decir, era lindo correr y saltar, pero los partidos me resultaban cada día más molestos. Sin impor
. Y las provocaciones con el maldito apodo también seguían aumentando, lo que me ponía furiosa a mí. Ella parecía disfrutar qu
unda y no podía meterme con eso. Yo también quería recuperar los hermosos sentimientos hacia ese deporte, era algo que anhelaba. Por eso seguía asistiendo a todas las prácticas, entrenaba a la par del resto y competía silenciosamente con Georgina.
ntaja. No era de extrañar que lo hicieran con la energía que Geor
varias ocasiones que ella era mejor jugadora que yo. Pero Georgina no quería aceptarlo... al menos no hasta que consiguiera bloq
ellas esperaban de mí, era que saltara y utilizara mi habilidad sobresaliente de una vez por todas. Así que co
or este momento durante todo el partido. Sentí mis entrañas apretarse por su fuerza de voluntad. Qué espíritu, qué potencia. En
e ellas y a nosotras con asombro. Nadie podía creer que esa chica hubiera sido capaz de bloquear el remate del monstruo Reeve. Y eso, lejos de molestarme,
e fondo. Era ella, Georgina. Quizás
te pasabas el mes completo en letargo, jodida perezosa. Siempre con esa postura debilucha, pidiendo disculpas por hacer algo medianamente bien. Me das asco, eres como un insecto al que desearía aplastar. Y al fin lo conseguí
ngua. No quería más conflicto. Mejor dej
tencia de Jennifer y la
ho eso se giró sobre sus talones y salió de la cancha con paso orgulloso. Au