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Historia

Capítulo 3 3

Palabras:2397    |    Actualizado en: 08/12/2023

eo

cristal, sintiéndome lenta y cansada. Después de horas, apretujado en el asiento mal ventilado, no podía esperar a salir. Pasamos por los lujosos suburbios de Las Vegas con sus inmaculados verdes, sie

sería m

bía puesto un pie. Los buffets de "come todo lo que puedas" por aquí cuestan solo $ 9,99, no $ 59. No podía pagar ninguno de ellos, me tiré la mochi

ya no estaba allí. Mamá lo vendió por una última dosis de m

do escapar un largo suspiro. El aire era más seco que en Austin y unos grados más frío, pero todavía no era frío invernal. De alguna manera ya me se

voz profunda desde al

s pelo en la cabeza. No esperaba que viniera a buscarme. Prometió hacerlo, pero sabía lo que valía una promesa

ocasines. La camisa de manga corta se estiraba hasta su

El prime

años, hace más de cinco años. No lo había extrañado exactamente. Había perdido la idea de un p

a sudor y humo. Hacía tiempo que alguien no me abrazaba. Se echó hacia atrás y me examinó de pies

etió las manos en los bolsillos, como si de repente no estuvie

egre. No había venido a Las Vegas para culparlo. Papá nunca fue un buen padre, pero lo intentaba de vez en cuando, aunque siempre fracasaba

s seguro de que qu

hubiera mencionado esto antes de que pagara un boleto para cruzar la mitad de Estados Unidos.

te conmigo. Te extrañé", dijo rápi

é, intentando pero sin pode

para una chica tan ag

te en las zonas bonitas de la ciud

es difere

on una madre adicta a la metanfetamina que vendería cualquier cosa, incluso su cuerpo, pa

s frecuencia de lo que piensas. - Por la forma en que lo dijo, me

días desmayada en el sofá y nunca te importaba lo suficiente como para alejarme de e

o finalmente agarró mi mochila antes d

ara la universidad. Supongo que hay suficientes lugares por

quisiera trabajar. ¿Pensó

ntes, pero pocos que sean ade

nrisa. - No se preocupe. Pu

upado por ellos

*

bi

? - Jadeé mientras esquivaba una patada dirigida a m

e de Remus. Así que fingí un ataque desde la izquierda, pero pateé con la pierna derecha. El brazo de Remo se levantó, protegiendo su cabeza y recibiendo

enviarme a Nueva

y le golpeé el hombro con el codo. Silbó y se alejó, pero lo atrapé. T

ó medio en broma, sin dar ninguna in

uie

ensé que quería que me rebelara para poder doblegarme, porque sería su mayor

a tercera golpeara mi pecho. Me arrojaron al ring de boxeo y casi pierdo el equilibrio

agarró del brazo y trató de reubicar su hombro.

os. - ¿Enton

ijo. -

ómo pelear. Ambos éramos luchadores demasiado fuertes, demasiado acostumbrados al dolor, demasiado indiferentes a si vivíamos o moríamos. Si alguna ve

iera ayudado, habría sido más rápido y menos doloroso. Él nunca

o sólo logró esparcir la sangre de un corte en su cabeza por todo su cabello negro. Dejó caer la toalla sin co

tando las vendas manchadas de roj

n que cualquiera de nosotros con solo verlos interactuar. Pero, sobre todo, quiero enviarles un mensaje claro. -Sus ojos oscuros se

e preguntar? Salté sobre el ring de boxeo y aterricé en el

hoy, Remus. Deberías saber que no debes acusarme de traidor. Sacrificaría mi v

rás tu oport

él o derribar a l

tra tarea

jos. - Eres el único que puede acercarse

expresión

ela, F

o o m

llo se volverá violento, pero si tene

ábamos ganando suficiente dinero en Occidente. Remus quería venganza. Luca había cometido un error al dar la bienvenida al ex Ejecutor de la Camorra, y había cometido un err

idere

valor. Pero así son los padres. El mío nunca me hubiera permitido

diaba. Todavía podría matar a

*

un pie en Nueva York. Nunca me gustó mucho la

etecté otro guardia de seguridad en el tejado. La calle estaba desierta excepto nosotros.

emente rápido. "Fabiano Scuderi", dije simplemente. Por supuesto que lo sabía. Todos lo sabían. Sin decir palabra, me

yo d

ntímetros más bajo que yo, acercó

estúpido para entenderme, llama a alguie

bastarían para arrancarle la cabeza del cuerpo. - Di

vocó. La época en que le temía y admiraba quedó hace mucho tie

r si alguien quisiera evitar que los forasteros escucharan gritos. Eso tampoco me molestó. La Famiglia no conocía muy bien a la Camorra, no

do. Traidor. A Remus le encantaría que le entregaran su cabeza en una bolsa de plástico. No porque el hombre

Matteo, ambos altos y morenos, y mi hermana

a. Ella todavía no podía ocultar sus emociones. Ni siquiera su matrimonio con Luca cambió eso. Pensarías que ya habrí

brazó, con las manos apoyadas en mi espalda, donde tenía mis cuchillos. Estaba muy segura. Podría haberla matado en un instante. Romperle el cuello habría requerido poco esfuerzo. He matado así antes

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