img Olvidarte sería olvidarme. Yueliang/Libro I  /  Capítulo 5 Idea sin vida | 100.00%
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Historia

Capítulo 5 Idea sin vida

Palabras:3479    |    Actualizado en: 10/12/2023

ítu

ablo mi dol

ué simplemente no me dejan vivir feliz. ¿Qué les hice yo para que me hundan de esta manera en la vida? Me

en un fino hilo de voz. Respiro fuerte, por tercera vez desde mi segundo gri

dejarme tragar. Una cortada sin bisturí, una exprimida sin manos deja a mi corazón sin poder latir. Todo mi si

. -susurro sin alie

eto mi cavidad dorsal, tal y como la bo

o curará. No estás sola -barbota

ar bailar a su favor. No creo adaptarme a la idea de que se haya ido; de que ya no venga y al cogerme mis manos me diga que me ama y que no

-expresa la pelirroja

, arden en mis pupilas y queman mis párpados. Es un mal que tal vez yo tengo, es la mal

s de haberme paralizado sin tener un punto es

y cristalinos. Me sonríe abrumada y la abrazo como osa, con mis nervios a flor de piel. No me puedo perm

nos, cargarlo en un frasco tan pequeño.... ¿Cómo un hombre de tantas hazañas puede morir y ser un jarrón negro suficiente para la infinidad de

gritaron nuestros cuerpos en una revolución de oxitocina y serotonina. Una brutal olea

te no significa que lo deje de ser nunca. Sé qu

te mío, con mi bebé en brazos- Confieso que no quier

en mi hombro, de espa

a todos sus horizontes, desde mi hermana con su marido al lado hasta el otr

o por el resto de mis días y me encargaré de que nuestra bebé te recuerde siempre como el gran padre que demostraste ser -beso l

mpide continuar. No puedo evitar llorar, sollozar en el oído de mi pequeña cuanto lo siento. Más me duele que el

bultando sus cachetes debajo de sus ojos, en u

Has pasado a mejor vida, junto a nuestra hermana, cuídal

do a Mitsi- nos vemos en el cielo, pero por ahora no te vayas a aparecer por aquí en las noches ni nos hagas visitas. Por f

nshee. Con la temática de disfraces, mi amor y yo, maquillados de muertos, nos divertimos asustando a todos, principalmente, a mi hermana. Y esa es la cuest

Keng. Se esparcen a lo largo del acantilado, justo en las olas salvajes del mar y con ellas cada día que viví a su lado, se g

pequeñas y cerca de las orquídeas negras que por este lado abundan en gran cantidad. Según la mitología, ellas significan muerte, dolor. En cambio, para mí, significan

e queda Mitsuki para no volver a caer. A la par de la danza de sus cabellos castaños, los míos la siguen. Mits

uelo su perfume, su shampoo preciado, su aroma natural se implan

allí -señala ell

l no ver nada, al creer por milésimas de segundos

Ma

é, mi

Pa

buscando

caricio su pancita, acostada en mis

su na

, sin dejar de mirar a la co

e del abogado de Kong Wei, ha puesto a los consejeros en discordia y a mí con dolor de cabeza. Ellos creen que Kong sí sabe de las reclamaciones de su abogado, pero el último ex

que nos tiene como familia, ha sido un maravilloso padrino con nuestra bebé, por no decir que cada

el estilo, me lo hubiera dicho antier, antes de irse. N

eñor Kong Wei -plantea por milésima vez, el cons

olo creo que tu liberación de noradrenalina es porque él es e

anta, alocadamente, los

o. El señor Teodoro siempre ha sido muy explícito en

as apariencias -repl

el abogado de la familia, Wa

ero apasionado de las ciencias-. ¿No le parece todo m

o muy personal

Kong no tendría corazón para matar a la persona que más ama en este mundo, su hermano -froto mi sien. Es muy fuerte el dolor en mi cabeza, el malestar en todo mi cuerp

señ

ás pal

e, cuando las compuert

informa el sofocado guardia, sostenie

el fanático a las matemáticas- había

peina su barba

e los calabozos. Solo espero que sea algo d

o, iluminado solo por las velas en cada esquina- ¡Me tenía amenazado! ¡Yo no fui! No quiero morir.... -sol

l escolta de la puerta-; gritando que fue un tal... -arruga su nariz, buscando en el techo las l

mih? -le comp

juro. Lo hice por mi mujer -despliega sus manos entre los tubos de hierro, temblando y dejando

? -doy un paso al frente, a un metro de él-. Dos personas que lo aman incondicio

biera hech

ente-, quitaría vidas por mi hija y mi marido. Pero la cosa

tengo!

? -alzo la voz

lado, siempr

o a su lado como si estuvier

los en el aire, palpando algo

vo demente y alucinado, de ojos embotados. Algo no anda bien con él, al

as gotas de agua rellenando los diversos charcos en el suelo.

os-. Déjeselo, majestad. Concédale el deseo de ser rey. Es

ia en su pupila, pero algo me dice

los ojos de forma delirante,

del túnel de entrada por donde vine. Los pasos pesados de unos tacones b

ado Teodoro-. Aquí está. Los guardias

fin del carnaval, los rechines de l

se interpone un guardia entre el ab

yúdame, diles la verdad. Fuiste tú,

ndo su cuello hacia mí-. Necesitamos hablar, exijo la herencia que por derecho le pertenecen a mi cliente. Él no

si de voz floja- Keng dejó todo, absolutam

es imp

lo

a, tiene derecho también al trono

ra fuera a dolerme tanto, aceptarl

n sí? -le miro directo a los ojos,

ldad, es m

un leve zumbido hasta rozar sus pant

l hombre que solloza, otra

a! -grita descon

Es injusto. Mi e

as espaldas del guardia, aunque él no baja su m

a cabeza en estas cuatro mugrientas paredes -alza sus manos a la altura

me dej

jar al guillado pueblerino- Dígame y le

o y pesado suspiro. Mira sus uñas rentes y sucias, sube sus párpados hasta mirarme sin mover l

dose la vida y él convencería al sargento Kong para tom

! -intermedia Teo

r todo a su nombre, hacerlo firma

sonriendo nervioso-.

z, el reflejo de pavor e

hablar- Usted me obligó, me prometió una linda posada en los

uardia enfrente mío lo detiene. Los otros me r

advierte uno de ellos, pero le nieg

punta con el dedo índice, s

, campesin

l guardia de la puerta y perfora con ella la cabeza de Funki Keōpi. La sangre mancha el cuello

el vigilante, cu

us brazos se marcan en su piel, cada una de ellas con gran vo

fuera así, pero

l choque de las espadas. Diviso entre mis codos las gorras negras de los guardias, unos guantes blancos tomand

ordiendo su lengua, s

señala Yosu, cubriendo

acia la salida, con cuidado y levantando la parte inferior de mi vesti

s gritos triturar mis tímpano

siento perder el oxígeno por unos instantes. Las manos fuertes de Yosu toman de mis hombr

echo. Los puntos negros en mi vista desaparecen a l

scuchar el taconeo de sus za

uíd

inar al túnel de nuevo. Exhalo fuerte, liberando una gran cantidad de dióxido de carbono que

y ubica sus ojos en mí-

íbula y corre hacia adentro, dan

er de baja estatura y anchas cadera

las mías, que frías y sudadas

beza hacia la derecha, indicándole que me

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