asamos increíble. Salí de la ducha, José Eduar
flojo, debe
estaba desnuda-. Tramposa, te bañaste sin mí, debes pagar la peni
s, sacándome carcajadas, mientras nos dirigíamos a nuestro gigante baño me dio una nalgu
dañaste el
marido se escuchó en todo el baño.
rte dentro del pecho, así supieras lo mucho que
enfermedad, aunque me sentía feliz porque tenía seis meses sin tomar el medicamento y no había pasado nada, esos
osé comenzó a besar mi cuello, sus manos masajeaban mi piel y en cuestión de segundos ya estaba encendida y dispuesta a dar y recibir place
or, José
su boca a mi oído-. Di
a lobuna me encantaba, la misma que fue mi per
a las baldosas frías de la ducha, pero estábamos tan encendidos que ni lo sentía. Danzar al ritmo de la pasión incentivado por el amo
rostro, si algo tenía claro era que mi marido en sus caricias demostraba lo mucho que me amaba. Nuestros labios danzaron mient
? -Las piernas aún me temblaba
Villalobos, ahora a bañ
Ci
apeles que envié para la adopción de una niña. -El labio
mo, g
tamos a un ni
n par de lágrimas se escurrieron de
emos ir hoy a ver a las niñas, podemos escoger, pedí rangos de cero meses a dos años.
e una familia
s, la cita es a las n
blanco que se me ajusta en el trasero, no era vulgar, solo un poco transparente, saqué una camisa de seda de listas negras y
de la camisa-. Ese pantalón es un poco clar
eran una súplica. Iba a
mostrarme esa sonrisa de niño píca
itar, salvo que te presentes en mi of
deleitan
o
ara rizos parezco una gallina matada a escobazos. No me hice la keratina como Maju porque a José Eduardo le encantaba mi cabello castaño rizado. Terminé de
ué te
é uso esto. -Le most
gusta com
so me
es pr
s de la mano al comedor y nuestra ama de llaves nos tenía el desayuno listo. Iba a tomar
la cara amo
también fu
quien solo trabajaba mediodía. Nos hacía el desayuno, almuerzo y dejaba preparado la cena, la cual Dilia después nos servía o en su mayoría de las veces. Yo para la cocina era un traste y José Eduardo ni se diga. Tambi
, no es normal en ti, no t
conocer a nuestra hija. -Dilia me miró-. Así
risteza que me embriagaba cada vez que llegaba el
se momento caí en cuenta que no habíam
ardo! Amor no hemos a
sposo sonreía al mirarme desbordand
o, verte a
ada rato cuando estuvimos de viaje
l que por fin me hicieras caso en adoptar me demuestra que a pesar de, lo retrogra
decir lento d
-acunó mi rostro, hasta a
e desayunar, yo realmente
Di
a? -Le
Quiero que ese sea el cuarto de nuestra hija y hoy señor Villalobos, lo necesito tempran
empe
a crema dental me dio reflujo. Menos mal alcancé a vomitar, ¡carajos! Qué mal me sentía, el cuerpo