a tan ilusionada a la espera de que nos sea entregada un ser para cuidar, me hacía el hombre más feliz de la tierra. Hasta puso un calendario al que diari
familia. Estábamos posicionados en uno de los mejores del país. Y la especialidad sin lugar a duda era nue
a distancia, viajaba cada dos meses, mi tío abuelo era quien estaba a cargo. Solía pasar por l
ese entonces yo tenía diecinueve. Esa era la tristeza familiar que siempre nos empañaba, por temporadas mi madre entra en depresión, solo podíamos acompañarla en su dolor, e
rigo Cifuentes-. Lo saludé por cortesía, la verdad no lo conocía. Uno de los meseros le entregó l
jo Braulio, uno de n
ue nos hayan presentado,
e, pero si le menciona mi nombre a s
explosivo y en tema de mi esposa era excesivamente jodido. Ella me solía decir energúmeno celoso, nunca lo
mos am
lo dile a tu esposa que la recuerdo mucho. Que pases un
conoces a
a fastidiando, a nada me encontra
que la pondrás muy nerviosa, y eso pasa
enía problemas con eso. Pero el modo en cómo lo decía ese tipo, como si él fuera más impo
gas una b
amé al investigador que había contratado hac
osé Ed
o, cu
podemos vernos el domingo. Ya le tengo todo el i
rfe
os hasta
seguía insistiendo en que Patricia era una mujer diferente cuando salíamos de Colomb
***
adre Castro, antes de ing
a, a
nte, él siempre me dec
se me presentó un perca
y placa, ¿a la salida puedes pasar por la
ese era un secreto, no quería que mi familia lo supiera. En un principio preguntó por qué, pero le dije que mis padres no entenderían lo de
o. Cu
urantes. Llegué al despacho del padre. Tenía siete años recorriendo el lugar, yo no era religiosa, pero sí había encontrado a Dios. El fanatismo era nefasto para la mente del ser humano, había e
uien salía del despacho del padre co
a, M
a visto de mal genio, lo máximo que le había visto cuando estaba a punto de perder los estribos solo cerraba los ojos, se apretaba el puente d
a espiritual, él estaba tocado por el espíritu santo. Si algo admiraba del padre C
te, aunque te vi el doming
adre. -M
ado, pensé que con la intervención de Cé
fin de año y volvió a hacerlo de nuevo, ahora q
a era de regaño, era un martirio quedar bajo la mirada fija vista del padre, en un
duardo mi pasado, y menos ahora que estamos
sabía que me iba a regañar-. Tengo contigo la suficiente confianza para decirte que tú misma estás cava