n nacida abandonada y con un niño que no dejaba de obs
osa tan terrible?-se lamentó Ame
achetes sonrojados y de una ternura que no
sido capaz de desentenderse del caso de la niña, su corazón necesita
lgún orfanato de la zona-había com
fana
e hace comúnmente en
to era un sitio frío, oscuro, para nada acogedor. Simplemente, no era el lugar
mpartían su mismo punto de vista. Alexander había decidido que no quería marcharse con su m
nadie se atrevía aún a exteriorizarlo. Hasta que Amelia decidió que er
an sonrisa-. Es justamente la esperanza que tanto n
dad, ¿l
lla. Estoy convencida de que será un hermano mayor muy protec
n tener a una pequeña ni
a la que su familia no dejaba de demostrar su amor. Alexander no siempre estuvo a su lado, hubo t
rada-había dicho Alex
e i
ano terminaría su preparatoria en una prestigiosa escuela en Madrid al
a voz de Alexander se suavizó an
prome
so en la frente, que representaba el sello de aqu
era aquella persona a la que debía ama
y luego en meses. Pero no era Alexander el causante de esa cada vez más nula comunicación, no, él quería sa
a, hasta que un día el amor fluyó de manera inesperada. Hermann era un muchacho apuesto de piel pálida, sus cabel
no tenía amigos, fue de esa manera que el flechazo ocurrió. Hermann parecía ser un chico bueno y estudioso, aunque
oso al teléfono. Eran las nueve de la noche y su madra
Alexander, salió
no debería estar sola en la calle a estas
gnándose ante la idea, decidió darle el espacio necesario a su hermanita. No hizo más llamadas por los meses s
oche dándose cuenta de la realidad de su vida, de que por muchos años todo en su mundo giró única
nido nunca antes en su vida. Era un hombre de veintidós años que no podía segui
uía, ¿pero quería volver? ¿Realmente quería regresar? Una parte de él, sentía que no era necesario, que su vida estaba mejor así, sin embargo, quería verla, quería escuchar s
idiera que tenía mejores cosas que hacer
diecisiete años que sonreía alegre a la cámara. Usaba un vestido celeste que le daba un aire mucho más
amente, de abrazarla con fuerza, y también