img El placer de lo prohibido - Daly3210  /  Capítulo 4 Despertar | 8.00%
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Historia

Capítulo 4 Despertar

Palabras:1100    |    Actualizado en: 25/02/2024

parecía mucho más brilloso y sus ojos grises hipnotizaban más que antes. Sin darse cuenta, la jovencita comenzó a preguntarse cuánt

era esa que teníamos pendiente?

uella curiosidad innata desbordándose. En realidad quería hacerle otro tipo de preguntas como, po

asa cuando llamaba?-preguntó

s tan inquisidores, hizo que l

yo

an las palabras que su hermanita iba a decir-. Prometí siempre llamarte y lo

osas no son

era que esos años habían pasado tan rápidos y ya ni siquiera recor

talla anhelando estar aquí, junto a ti. Pero tuve que conformarme con eso, con escuchar tu voz aunque ni siq

ulpó la chica con

parte de crecer y tú, Haz

que finalmente te alcanzaría, pero

lo había dicho-dijo Alexander

quejó su

ir, Hazel,

su petición era clara, podría intuir que en realidad aquello no

s dormir esta

ó los ojos des

esa sea una

r qu

dicho antes, has c

uando era pequeña y tú me abrazabas. Por favor, no me prives de mi her

había insistido tanto que no le había dejado más alternativa. La realidad era que él también quería dormir a su lado, se

protegida, como siempre le había gustado sentirse en el pasado. ¿Cómo era que había podido dormir tantas noches sin estar

y Hazel se sentía extremadamente cómoda como para permanecer un segundo más despierta. En su sosiego, fuer

rvas que antes no existían. La respiración del hombre empezó a acelerarse, mientras sentía que algo se despertaba en su interior

ien, exquisito... Alexander siguió arrimándose más, mientras la rozaba con mayor vigor y Hazel abrió sus labios soltando tenues sonid

a estado toqueteando en sueños era nada más, ni nada menos que su hermanita. Hazel tamb

-susurro con

voz de Alexan

do, ¿Por qué la miraba de esa ma

ro.

e, Ha

? ¿Acaso te

hecho mucho más que eso. Gracias a su bril

sión de sí mismo. Él la había tocado, hab

de pronto con e

n ese mismo instante la distancia era lo mejor. Quería borrar de s

deslizó por su mejilla. La jovencita rápidamente bajó la

anchas. «¿Por qué la trataba así? ¿Era acaso bipolar?» Ella

que no le había pasado nunca antes. Hazel también sintió un calor emanando de allí, lo cual la hi

de por el actuar de su hermano, sentía que ya nada volvería a ser igua

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