ectura del
de que éste cometiera una estupidez. George se percató muy bien de las mirada
beza dirigidas hacia la mujer que dejaban sola. Ella entendió perfecto lo que George ped
se acercó a la dama que aún no
CEO a través de una puerta aledaña que conectaba ambos
orporación se vo
serio es
a por el estado, así no sea subsidiada. Además, sabes lo que significa no cumplir con las leyes de una empresa que no
ien sabían que las paredes eran insonorizadas. En ese momen
ue lo que sugi
ejas ante la preg
uería ni
o de lo risorio, a lo estrambótico-. ¡¿En verdad sugirió que ella y yo nos casemos?! -Maximiliano echó dos pasos hacia at
ax
me jodas! -exhaló con un
hacia un pequeño bar. Se sirvió un
en el lío en el que estaba metido. O en el
u vaso, pero decidi
a vuelta para enfrentar a George, quien seguía de pie, con sus brazos en jar
o. No tiene mucho sentido querer joder a alguien de f
do el contenido y dejó el vaso sobre el pequeño bar de madera con un sonido seco-. Sabes que ese hombre estaba pr
mate. Y b
rda es ins
exhaló una buena
ombre quebrado que le da su herencia a un cont
estar eq
ico, pero existen los
estar eq
drá quedarse con nada tuyo, ni siquiera
quí? ¡¿Casarme con quién?! Ese maldito de Davison es un retorcido y lo sabes. Siempre estuvo loco y hoy... -Gruñó
so solo incluye asistir a unas cuantas reuniones, me he fijado que los cargos de los demás asociados siguen en actividad. Recuerda que hablamos de un país diferente, c
terí
nfiables sean esas personas para llevar la empresa por sí sola. Si llegan a estafar, despiden existiendo inamovilidad o incumplen con cualquier ley, quien tendrá que respo
había investigado? ¿Cómo es que no su
eguro que con todo lo que estaba sucediendo, aquella fue una invest
no de los sillones de la pequeña sala q
se sentó d
e sentido...
sentó en la orilla de un
mporta. ¿Deseas construir ese hotel exclusivo? Lo conseguirás. Será la mejor inversión de tu vida, ganarás millones y no de Euros, sino de Libras. Tienes la solución en tus manos, Bastidas, solo debes cumplir por un año, casarte solo en documentos, no significa nada, siempre y cuando hables con ella -señaló hacia la puerta que atravesaron hace minutos- y le dejes bien en
*
más cercana al ventanal que rodeaba la sala de juntas. La secretaria del CEO d
ientes
ntes de regresar la vista hacia el paisaje, un
lón, de punta a punta, así como su piel, e
ía qué estaba ocurriendo y ya debía tomar decisiones d
idió él cuando vio
ue hablar y los dejó solos en la inmensidad
ó se la silla y le enfrentó,
r de una de las sillas que rodeaba la mesa de reuniones. Su mano izquierda
ió largo, hasta que Max decidió emitir sus pregunta
gó grueso-. Puedo despedirte en un segundo por habernos menti
ndolos nuevamente-. Señor Bastidas -él sonrió si
eres la hija de un millonario inglés que i
ambién intenta joderme a mí -se atrevió ella a decir, retractándose por hablarle así al hombre que
s? Antes lo hacías. ¿
o cor
repitió Max, acer
ios gracias a todas las debacles vividas en meses anteriores, lo que menos quería el CEO de esa corporación era meterse en más líos. Y acababa de introducirse en uno verdaderamente complicado, atípico, inesperado. La desconfianza que le acompañó en cada camino de su vida desde que resultó ser uno de los emp
con tu verdadero apellido. Estoy seguro que jamás hubiese
ños y creo que he hecho bien mi trabajo. No soy la hija de nadie, no soy la hija de una fortuna o de u
ntor en los negocios... Sí, querida Carla, mi mentor. Mi primer empleador también... y mi primer enemig
mo d
ha dejado, ¿no es así? Claro. Dijiste, "me caso con el mayor accionista, recupero las tierras, las pongo a v
volviendo loco allí mismo, frente a sus narices. Debía defenderse, quería hacerl
por haber cambiado mi apellido solo un poco, pero no voy a permitir que me hable de es
er tu marido a cambio de la obtención de una empresa que heredé ni siquiera de qué manera o por qué, cuando Fred y yo nos
bre no es
diciendo a
persona. -Max se quedó quieto, atento a sus palabras-. Ayer me he enterado de su muerte de la forma más extraña
, pero ella lo queb
Nada! Nos dejó a mi madre y a mí desamparadas por una mujer, por la misma mujer que creó una fundación que ahora... que ahora debo dirigir porque si no lo hago, yo... si no
n solo músculo
lor de los recuerdos, el peso de lo in
tengo nada ni a nadie que pueda asesorarme, porque no deseo aceptar esta farsa
las puertas de salida, dej
do de hablar -lad
aló, estresada y dolida-. Tenga por seguro que si no puedo renunciar a esa absurda herencia, será toda suya. No dirigiré la fundación de la muje
ía tétrico para Carla, pero lo que nadie sabía era que antes, semanas antes, incl