ectura del
o silencio en la s
liano con cara de pocos amigos y bastante asombrado. Jamás esperó ese
ontraba analizando las reacciones y el lenguaje corporal de Davis, mientras seguía
todos los presentes lograron ver la imagen d
des. Espero se
sonriendo políticamente-. Con
la de juntas, habló de nuevo
por estar todo
Carla, evidentemente apenada y nerviosa-. Es uste
-Max la miró. Ella apretó los dientes-. Me ale
rpeta a mi propia casa. -La
familiares para después y terminamos con
fundidos. -Dirigió su vista a la pantalla-. Agradecería, abogado, que nos pusiera en contexto a
iller. Entiendo perfectamente la confusión -dijo el representante le
or Fiztgerald acomodar unos docum
tario y como tal, debo aclararles mi conocimiento sobre quiénes deben o no estar presentes en esta lectura de cesión. Únicam
on el permiso de palabra y se compr
aria, explicando con mayor formalidad lo
ifunta esposa, y en adición a mis posesiones, todos nuestros bienes compartidos y adquiridos en el matrimonio, se me permite tomar la decisión del futuro de sus propios bienes, como dueño absoluto de ellos. Las caballerizas ubicadas en Manchester, junto con los establecimient
as de Londres, las únicas que me quedan: el antiguo castillo de Brick, el cual adquirí por la compra de una sucesión familiar, junto con sus hectáreas y el antiguo museo, constituyen el 70% de las accio
de una imposibilidad de sucesión autónoma, dejo esta
palabras desde el momento en el que el señor
e hecho, vivió muy cerca de ellas al
co amor por cada hectárea, cada edificación, anhelando poseer todo e
las poseería, que no era digno de ellas. Por eso, al CEO le parecía extremadamente raro, muy extraño que en ese testamento se las dejara como un regalo y peor aún, cuando ahora constituían el mayor valor de las acciones. Estaba seguro
se la devolvió. Max supo que su propi
recía bastante sorprendida y concentrada
cciones hacen vida bajo sus estatutos. Siendo parte de dicho comité a partir de ahora, deberán consultar con mi abogado para que les indique qué hacer en caso de querer deshacerse del patri
hacia su cámara, es decir, hacia las p
as, bienvenidos a la junta di
anera incrédula, casi metiendo la lengua ent
abogado en secre
icio principal casi en abandono, incluido el museo. Esos datos fueron los que le permitieron a Miller, en su rápido secreteo frente a Carla y la pantalla, recomendarle a su cliente no discutir por la herencia. Al contrario, preferir comprar las acciones de Carla y así poseer el 90% de la empresa. Podría llevar más tiempo
. Conversemos entonces sobre las l
sus labios cerrados
n vender l
taje de la señorita Davison. -La miró. Ella no se esperaba n
arla aún seguía
iados fue creada por la unión matrimo
arla, supongo -interrump
, despertando un poco de su leta
la mirada y volvió a ob
reda, señor Bastidas. Las personas que aún trabajan allí son parte de una fundación creada por ella que ha logrado una inamovilidad laboral la cual se vería vapuleada con la venta de las
mía -susurró
enece a la señorita Carla Davison, ya que viene siendo la i
caso, en vista de lo que usted está explicando, comprar la fun
eseará reabrir el museo o
sí
esarial durante un período de un año. Cabe destacar que los presidentes de nu
Max, interrumpién
la pantall
detalle de las palabras compartidas en
vil de la presidenta de la fundación también debe ser «casada», siempre y cuando desee ejercer dicho rol. Para cualquier modificación, como en este caso, una venta de las acciones, debe ejercer por un año también, señorita Davison. -El abogado los miró a ambos-. Recibirán en sus bandejas de entrada corporativa cada estatuto y artículo de las leyes d
e la voz débil de Carla l
lanzó sobre esa mesa. George, en cambio, ni tan siquiera sonrió.
da viajar a nuestras tierra
omprendió que todo era en serio, como si an
ría con nadie sin su consentimiento, se lev
rla
te y amigo para callarlo, negando con su cabeza, m
miendo buscarse un buen abogado, señorita Davison y dígale que si requiere despejar algun
la quedó