ntada de blanco, hasta el techo lucía ese colorcito, que ya me estaba cayendo mal. Ellas me indicaron, que no me moviera de allí, que ya vendría
me atormentaban, porque no tengo respuestas para ellas; por otro lado y no me lo van a creer, de tanto b
te esto mamá? Por qué me hundes en lo absurdo? Siempre te obedecí, fui un hijo ejemplar y Para qué? Para que mi progenitora me mandase a esto, a qué arrastrara sus cenizas en espacios miserables. Eras de la secta? De ser así, me engañast
cató la
saba, esto pasa
la, besarla, no sé, verla llegar a ella despertó sentimientos en mi que creía dormidos). Cabello corto, negro y liso, cuerpo espectacular, tallado de manera perfecta; ojos pequeños, nariz perfilada,
en baja voz, como buscando que nad
vivir, ven c
endieron bastante; tampoco esperaba que ella, conocie
su paz, en su tranquilidad; necesitaba de esa energía, de ese equilibrio. Ella me obsequió sin merecerlo, una espléndida
o con usted voy has
é guiar mansamente, como el inocente niño que es llevado al colegio por su madre. Así
cale lo
aron; allí estaban, amarradas de pies y manos, cada una ocupando un poste, de los dos que estaban frente al altar. Diagonal a ellas, se encontraba el Verdugo; una tún
ro les advierto, no van a morir rápido, deben pa
r aquel oscuro acto. Que buscaba en cierto modo, hacer justicia, claro está, de una manera algo extraña
día, nuestro Príncipe ha
giéndose
calos con respeto, en e
ntagrama Invertido, mostrando a sus discípulos, las cinco puntas de la muerte, sobre éste, la Cruz de Leviatán y a los pies de ambas figuras, sobre una pequeña mesita de m
..Piedad,
al sentir el puñal
disfruta lo que haces, siente esa energía, goza ese
se
a siguió girand
cuches suplicar, arrastrarse pidiendo compasión, sacas el primer ojo, luego, cuando aumente la desesperación y el miedo, cuando el terror se apodere de su alma, extraes el segun
ora, as
despojadas de sus ojos y allí quedaron sus cuerpos, con aquellas cavidades abiertas, que dejaban escapar, cual río enfurecido,
biendo o bajando su dedo, para decidir el destino de un ser. Era culpable ella o simplemente era un instrumento de una just
er, temía a su poder, a su manera radical de actuar, no perdonaba su jefe fallas, no las aceptaba, la perfecci
nía en esa isla marginal, con gente intratable para ella. En unas horas hablarían con Kesner en una vídeo conferencia, se preparaba Luisa para la reprimenda, eso era segera bueno para ella. Todo era válido
do al nido
en su interior se había trabajado, eso se observaba a simple vista, es má
iero a la capacidad de soportar el cautiverio y esto lo digo, porque así lo percibía
s el mi
tengo q
terrogantes giraban en mi mente, como electrones al
sentía fresca y natural, debe ser de manantial, luego se puso a p
saber tu
taba haciendo; volteó su rostro hacia mí, me rega
rol
baja voz, sin descuidar
lo n
ez que le volv
sabes
ato de madera, de fino y lujoso acabado; en él había un pan, tipo campesino, relleno con jamón, d
ras han sido angustiosas; pero también requiero respues
lbert, todo lo sa
o último que d
e decir, es que todo lo s