podría decir que con mucha energía, su rostro mostraba gran entusiasmo. Esto dado que aquel
staba de antemano planificada, involucraba a un selecto grupo, no era la misma una fiesta como tal, pero si una corial reunión entre amigos, muy pocos por ci
re su cama, impecablemnte doblada, gustaba vestir Yolert deportivamete, algo ligero que facilite en un momento dado la movilidad, en caso de ésta requerirse, claro
a aceptó, pues veía como un triunfo personal, llegar por sus propios pasos hasta su vieja y muy gastada mecedora, siempre le decía a su muchacho. "Cada vez tardo más Yolbert, es el peso de los años" , pero ese día era diferente, pasaba algo que él no sabía exactamente que era, pero lo presentía, era ese se
sta con cierto respeto. Se trataba de una especie de collar o algo así y les aclaro una cosa, en un creyente eso sería normal, h
r al Gym me e
, no me pued
tes mal o
hora hijo; ho
viejita; sin recibir sus besos y abrazos, sin escuchar sus regaños, sin oír sus historias, era como demasiado. Por esa causa odiaba aquella realidad cruel, que le arreba
so, tú vivirás 100 añ
o sembrar la esperanz
ue voy a morir, es porque ya lo sé,
más importante q
e se extendía por sus brazos, manos y piernas, como sujetándole. No, no hubo repuesta inmediata para
arias cosas y t
ustas
sta. Tota
que me permitan aclarar algo, no soy un ser sumiso, fácil de manejar y manipular, no soy así, todo lo contrario. Pero ante el ser que me dió la
ijo, para coloc
ma
a cabeza, para facilitarle el p
e conoces hijo; no quiero, que me hagas preguntas estúpidas y menos, si son sobre este asunto; ni fo
ma
cruz invertida, que mostraba en su exterior un dorado intenso, la misma se hacía acompañar de una serpiente, de feroz aspecto, Bueno, no estoy muy seguro, no soy un experto en estas cosas, pero ese animal parecía, o por lo menos eso buscaba, querer escalar aquella Cruz ¿Qué
jame seguir. El collar es de plata, el arito y la medalla
é de
cibió de su M
lbert , sin preguntas, sin aná
en mamá,
stión tiene nombre, en letra grande y legible: El Verdugo. Así se llama, que no se te olvide. Deberás contactar a su capitán, su
eseo viajar, menos a
opiniones, te di una or
e, como
l joven r
car mi deceso, ellos vendrán de inmediato y se llevaran el cuerpo, esto para cremarlo. Luego te entregarán mis cenizas, metida
do nada, mamá, m
r qué hacer, finalmente la abracé, con fuerza lo hice, como si con ese gesto desesperado, existiese la más remota esperanza, de traerla de nuevo a la vida y lloré,
o en el Verdugo. Que nombrecito le pusieron, a este pedazo de barco, conmigo llevo las cenizas de mi madre, mi tesoro más preciado, viajo ha
pues contrastaba con la inmensa tormenta desatada en mi alma. Hasta el día de ayer, mi vida había sido perfecta, ideal y tranquila, incluso, me sentía orgulloso de mí mismo
olvidare Ma
, tal vez más, divisé a una muchacha, más o menos de mi edad, quizás hasta unos años menos que yo, estaba acompañada de un joven, al cuál calculaba como unos 23 años; no muy alto, por su aspecto diría yo que es Europeo, tal vez Español, de vez en cuando éste me veía de reojo, no me lo van a creer, sin conocerlo me caía pesado, es que se veía altanero y bastante preopotente el tipejo; pero no hice contacto con ellos, eso
ie de maldición o algo así y les aclaro, no creo en esas vainas, pero aquí me tienen dándole y dándole a la cabeza; el capitán Gargantua debe saber algo de esto, no
n, deseo hacerl
ue me molesta, me saca de mis casillas, créanm
é qu
as, como con rabia, que cosa ta
ente huye de m
pitán de inmediato me contes
dugo, no moleste aio los pasajeros, no contacte a ninguna persona, s
dí, lo que di
endió, tengo que irme ya
onen los que padecen tan triste enfermedad, por la comparación efectuada pero les juro que así me consideraba; un miserable. No,