re
cienda. No porque no me gustara, mi amigo el Duque de Grafton tenía muy buen gusto para edificar sus viviendas a su estilo, al
un minuto más. Es por eso que aquella tarde en la que la duquesa de Grafton había organizado una íntima velada en m
sh? -me preguntó De Luppard con su copa de
plemente me bebí mi copa
ni siquiera supe por qué. Yo no era
. Simplemente lo miré dándole una clara respuesta. La cordura no era precisamente una de mis cualidades-
me iba alejando-: será una deuda más que
decir al tiempo que yo me daba l
mi mente. Muchas respuestas que tendría que obtener; respuestas que en realidad no quería conocer, en especial si estaban relacionadas con ella. No obstante, a medida que se m
doncella... ¡Niñera para colmo! Era increíble y por eso había sido si es
s, lo que indicaba que me divertía aqu
acercaba ella pa
cuando llegué hasta ellas. Era muy perspicaz esa mujer y podía entender cómo había atr
, Mil
cella. Prácticamente le arrancó al bebé de los brazos y se a
ue escueta
de pararme frente a mi objetivo-. E
avor -su fina y aguda
iqué-. He venido a reclamar lo que
ejar las cosas como están? Puede pedir la anulación de nuestro matrimonio y casarse c