vista d
Leonel se acercó a mí c
persuadirme para que cediera. "Hazle caso a lo
y pensando en mi futuro! No puedo abortar. T
ue era una mala idea. Pero, al final, su expresión
y fingí ceder ante Leonel. "Bien, abortaré, pero con una condic
ó a mi padre para pedirle permiso. Cuand
eberías estar agradecida por la
arle los ojos, asentí y los seg
ces respiré hondo y dije: Por favor,
y advirtió: "Te acompañaré hasta
, grac
ue cerca de la tumba de mi madre. Y más allá del bosque estaba
r. Entonces me apresuré, agarré el extremo de un trozo de leña y prendí fuego a las tiendas. Todo el campamento se
estaba oscureciendo, así que la gente de Leonel no nos alcanzaría pronto. Corrimos tan
imos aminorando la marcha. Afortunadamente, pude ver el linde del bosque más adelante. Pero, justo
voz alta. "Alfa Eduardo dio la orden. Si sigu
e, y la sed de sangre de Leonel era evidente. Sus ganas de matar
n su forma de bestia y abalanzarse sobre mí. Era un lobo temible. Su pel
bría tenido la oportunidad de escapar. Ivy no estaba en condicion
res carne
el cuello, pero un destello blanco se precipitó delante de mí y se estr
ruñéndole a Leonel, quien ya se
tadas en su pelaje blanco tenían un aspecto aterrador. En ese momento, me pregunté si estábamos en
on las últimas fuerzas que le quedaban antes
ick
echo. Me sentía sofocada por el miedo y la ansiedad, preguntándome si
r cosa para que