ra seguirlo, permaneciendo en la sombra, como acostumbro hacer desde hace un tiempo. Sin embargo, aquí me encuentro, sentada en el sue
ero a la misma vez molesta conmigo mi
instinto, me alejo hacia atrás, utilizando mis manos y mis pies para desplazarme por
ldi
onil, avanzando hacia mí con paso lento, como si estuviera a punto de cazar
que me bes
cediste a jugar, ahora sol
cabeza e intentando que olvide este
s. Todas quieren – responde
oy como e
uevamente con la cabeza. – Hagamos algo, si mis besos te desagradan, te daré la oportunidad de abofetearme con todas tus fuerzas.
a admitir que tiene razón
sonríe ampliamente antes de acercarse más.
ascendiendo por todo mi brazo, rozando mi piel con sus labios y la punta de su nariz, antes de continuar el recorrido por mi hombro derecho, la
voz femenina hacia nosotros, pero Rodrigo la ignora, vo
antes de que pueda escuchar
rectamente a los ojos, con esa sonrisa suya lobuna en el rostro. – Me debes tu número telefónico – asume que me ha gustado y está en lo correcto, pero no pi
o y bajando con cada una de mis respiraciones y mi corazón destrozado
na – grita él hacia mí y t
mis mejillas ardiendo
cia otra chica y vemos cómo se
por darme un
a tenido que besar a dos chicas y lamer el vientre de otra de ellas de forma sensual. Al parecer, él es muy popular aquí y todas mueren por u
a y para mi desgracia,
enteros – dice la chica de mi lado derecho, apunta
ceja y sonríe
nico con el que jamás me atrevería a besar. Lo odio dema
No
e de mi boca c
arte. Son las r
e encojo de hombros
ento alejarme, pero m
o – murmura, rodeando mi cintura con su brazo. El contacto
l si es necesario. Justo cuando levanto mi mano para apa
o hace que todos comienc
ocu
disparados hacia diferentes lugares como si de re
por las ventanas y puertas. Toma mi mano y me hace correr hacia la puerta de salida, pero
dos en dos hasta el piso superior y nos enc
hacia mí
culpa, te mataré – me ac
go cruzándome de brazos. – Además, no le
alcohol y adolescentes. ¿Te menciono los delitos? Allana
e es abogado. ¿Qué tipo de abogad
cristal y cuela s
que sali
i hablar!
uier momento. No t
ero la
Vamos – extiende
onviene tampoco que me apresen. ¡Dem
iro hacia abajo. Trago sal
o loco? No pien
y rueda
enté – se encoge de hombros y s
e de un pequeño muro. Es un segundo piso, pero de
Alguien está llamando. Mis ojos se encuentran con
nfías
gunta y es la verdad. Nu
r
ra que no
idado, salgo por la ventana, col
ue me dice. – No mires hacia abaj
ojos color café se encuentran fijo
s viaja a mi boca, obligándome a callar. Su proxi
Supongo que sea uno de los policías.
Rodrigo e inmediatamente abro los ojos par
– respondo en el
sta, tendrás que dármelo
de abajo nos grita, proyectando sob
de ahí ah
aldi
en pro