tre un grupo de personas que caminaba
plar fuerte, la temperatura comenzó a bajar, y enseguida hubo una d
frío cada vez más intenso. Su corazón latía con fuerza y par
voz en ton
¡Aquí
cuenta de que era la única persona que
uí! -insis
personas que caminaban. No pasó mucho tiempo para que comenzara a desesperarse. A pesar
de la calle; la sombra de un hombre que no podía dirigirse hacia ella, a pesar de que par
itió, mientras extendía su mano c
tenían con brusquedad a pocos centímetros de chocar contra sus piernas; sin embargo, eso
una multitud que le impedía el paso. La mujer observaba a su alrededor, la gente no tenía intenciones de
ito pasar! ¡¿Puede hacer
dida, estaban tan juntos y tan distraídos que pensó que la
n a un lado y a ninguno le importaba. Con firmeza, avanzó con sus brazos protegiéndos
o imaginaba qué haría luego, ni siquiera sabía si aquella sombra sería sólida, o si su mano la traspasaría; lo
po. La mujer observó sus ojos, eran de un color negro, tan vivos como sus alas, solo que estos poseían un brillo especial. Su cabello, negro también, era tan largo como el de ella, suelto a la espalda, pero estaba recogido de tal forma que
oso sentimiento se apoderó de ella, temió que algo terri
s apretó con fuerza, unos hermosos ojos color
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lancas que decoraban la pared de su habitación, aún, no había amanecido. Sintió entonces un alivio que nunca creyó llegar a sentir,