o. Sabía que tenía que levantarse de la cama, pero su cuerpo no estab
aba hablando por teléfono, y por lo que pudo captar, parecía que estaba a punto de irse. Se frotó los ojos tratando de co
cuerpo, se quedó parada junto a la puerta. Golpeteó el suelo con uno de sus pies desca
conversación. Un pitido se dejó escuchar cuando la llamada se desconectó,
util con el color de la sábana. Le gustaba especialmente la manera en que su cabello revuelto se suma
l despreocupadamente. Par
, "La propiedad en los su
ción fue inmediata. Ni siquier
l y le dijo: "No creo que estés muy seguro de que esa propiedad tenga p
rradora. En voz baja y grave dijo, "Sra. Qi, por favor ten cuidado con l
y desdeñoso la disgustaba, se obligó a sonreír de mane
ir ayer...", murmur
e acomodó la camisa antes de agarrar su a
expresión más encantadora y le suplicó: "Por favor, hazme ese favor. Sé que eres un hombre muy generos
Molesto por su perenne insistencia, le dirigió u
a no le era posible ocultar su frustración, puesto que ya había intentado
alabra, Zed salió
, no lo siguió. En vez de ello, respiró ho
vitar maldecir, "Eres un idiota, Zed. Me esforcé demasiado. ¡Incluso dormí contigo anoche! No puedo creer qu
sintió un dolor repentino entre los muslos. Los recuerdos de l
larga y fina sosteniendo un v
maldiciendo a su marido, y ahora él estaba parad
ir?". La cara de Zed se oscureció y ap
ahora qué hago?', se preguntó ella. Se encontraba en un callejón sin sal
a frente a él. 'Supongo que escuchó todo lo que dije. Seguramente ahora se
a alguien hablar? Yo no escuché nada". Aunque avergonzada, se sacudió casualmente el cabello de la mejill
. Después de observarla por un momento, él le arrojó el vestido en sus
dó las llaves
ó los puños en el aire y murmuró con ira: "Si hubiera sabido
anterior, la vergüenza y la culpa la inundaron.
r, no obstante, había sido arreglado por el codicioso padre de Jana, quien la había obl
an sólo había aprendido una lección: que Zed
enía otra alternativa más que ir a c
ó su fracaso a su padre. El Sr. Wen se enfure
? ¿No pudiste hacer lo único
. Hice todo lo que pude. No hay nada más que pueda hacer. Zed Qi
con ella. No podía entenderlo y cuanto más se esforzaba, más frustrada y ansiosa se sentía. Ahora, después de l
seguir lo que quieras. No hay necesidad de aceptar el divorcio. ¡Ni sueñes con volver a
abía que tenía que hablar con él sobre la propiedad nuevamente, pero ya no querí
asa. Finalmente se rindió cuando cayó e
o podía aceptar que su esfuerzo de la noche anterior ni siquiera
falta de experi
e veía muy cansado. Después de cruzar la pu
ente. Le ayudó a colgar su abrigo y le secó la cara con una toalli
ntar la colcha y acostarse. La mujer suspiró, ya que
que le había dado acerca de su matrimonio, frunció el ceño. La cita para el p
oportunidades. E
á a relajarte", susurró ella, pero él no reaccionó. Jana interpretó su silencio como una concesión y puso sus
a noche anterior. Dudó un poco antes de intentarlo de nuevo. "Hemos tenido, ya sabes, relaciones de marido y mujer. ¿Podrías dej
tición parecía haber provocado que sus ojos brilla