img Diario de una ninfómana  /  Capítulo 3 CAPITULO 3 | 27.27%
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Historia

Capítulo 3 CAPITULO 3

Palabras:2488    |    Actualizado en: 16/07/2024

NGE

e pasaba horas metida en un chat gratuito, conversaba con todo tipo de personas, después de un tiempo decidí ir por lo que me gustaba y realmente necesitaba, después de aquel último encuentro con Mark y con Richard no había vuelto a coge

clara cuando expongo las condicio

, ahora solo veo como Richard pasa cada día por

ía chicos, así que me inscribí al canal de maduritas y durante este tiempo fui conocie

conversaciones estaban huérfanas de frescura y buen humor, ahora

eró, realmente me gustaba c

l privado y me saludó. Fue tan efusivo que llamó mi atención y decidí contestarle, durante días me mantuvo en vilo respecto a su edad, su aspecto o su lugar de procedencia, simplemente nos limitábamos a hablar de cosas mundanas, hablamos de todo, p

en el pecho como un caballo desbocado y golpea contra mi

ra tan divertido y que me hacia reír como nadie lo había hecho, hace mucho que no tengo una relación así con

, nunca he tenido un buen juicio

ió, aunque... no de muy buena gana y aquí estamos el día tan esperado llegó. Hoy será el día e

lo que ve y sobre todo, que

o que fui demasiado puntual, los nervios me están matando, nunca me había

á es

unos incluso me miran y no sé po

Evangelina?

e mi hombre ya me había visto y se había decepcion

n estú

é que vendría

nción, un chico joven, algo desarreglado, me miraba fijamente desde el otro extremo

ganas de jugarme una broma, de ahí precisamente su simpatía y su frescura. El chico, es alto, delgado, pero bien formado, tenía una camisa oscura que debajo expuestos s

pequeño monstruo se estaba burlando de mí, así que ni corta, ni p

, para seguidamente bajar la mirada y centrarse en mis pechos, que se dejaban en

e nunca antes haya visto, son de un color miel, bastante claros. El chico

vergüenza, acarició mi pecho izquierdo, como no me l

v

ofunda, mis bragas automáticamente se humedecieron, mi coño comenzó a palpitar entre mis

aquel hombre especial de mis interminables noches de chateo, el mismo que me hacia reír, el mismo que me contaba historias desbordantes de inventiva y ternura, ahora que lo pienso quizás por eso n

de la mano y me tiró hacia él, pero me mantuve firme en mi siti

uno del otro – Me dijo. Su voz era como un canto de ángeles, si me hu

intentaba algo extraño me defendería hasta morir, nos metimos a un callejón y entramos a una siniestra portería, de

topreservación, porque estoy aquí, en un lugar que parece sacado de una pelícu

teligente E

palabras se sacó su miembro, un pene sin d

a mi

va a parti

lo mordió a través del vestido. Clavó sus dientes alrededor de mi pezón, lo

tiene razón,

excitación, los nervios, el miedo, se convertían en un coctel brutal, como para ser inmune a él, así que seguí adelante, para que desperdiciar el momento con ese tipo de p

la lengua dispersé la saliva por todo su pol

or exquisito

aliente, totalmente erecto, y me puse de pie, con el fin de deshacerme de mis bragas, apenas me las había quitado, el chico se lanzó contra mi centro y clavó sus dedos en la ranura, en busca de un espacio caliente, no me lo esperaba, me sorprendió gratamente, el chico se movía con torpeza, parecía no tener muy claro lo que quería hacer c

por mis venas, el cuerpo estaba entrando en ebullición, e

teósico, una vez más el chico se aferró completamente a uno de mis pezones y chupó, tal como si esperara sacar algo de allí, yo estaba completamente desarmada, perdida, no sabía qué hacer, lo lógico hubiera sido dedicarle una sencilla caricia a aquel alocado chico, pero ni eso, me limité a dejarme coger por su inexperto miembro que e

on pasión, su mirada estaba clavada en mi centro, cada cuatro sacudidas, sacaba su miembro, me golpeaba e

para él lo que le robaba su atención era cogerme, pero bien cogida, de pronto vi que su expresión cambió, se detuvo casi en seco, cerró los ojos y una extraña mueca se le dibujó en el rostro, aquel alocado chico iba correrse, rápida

o de tanto placer y de no habérselo impedido, incluso se hubiera dormi

s? ¡Vamos! No seas tan mal educado y vuelve a jugar con mi centro – No sé de dónde sacó las fuerzas para cumpl

ma de sexo que condujeron a un placer absoluto, con sus manos fregaba mi raja por la zona exterior como quien pone crema en la espalda de su pareja, tal era su entrega al asun

hecatombe. De nuevo vestidos y ya en la calle, aquel extraño chico siguió guardando silencio me dio

si le había gustado lo que habíamos hecho, si le parecía atractiva, no sé por qué quería sabe

cté impaciente en busca de un mensaje explicativo... efectivamente tenía un mensaje de él,

NS

do plantada, me surgió un imprevisto y me impidió ir, pero podemos

so

él no había ido entonces ¿C

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