impulsé para seguir corriendo. Mis pasos se detuvieron al escuchar un alarido de dolor. Al girarme, contempl
ué saliva en seco. Estaba corriendo en la dirección de aquel lobo herido. Me cubrí l
a él. Acaricié su pelaje, h
odría cargar un lobo tan pesado? Mis pensamientos me invadier
rmenta se intensificaba
, preguntó otra vez y asentí sin en
para ayudarle a caminar, debido a su debilidad. Pero ¿qué otra cosa podía hacer? Si me iba cor
ció una preciosa cabaña. Lo seguí e ingresamos, yo abrí la puerta. Po
cé a encender y el lobo, se tiró sobre la alfombra emitiendo un gruñido
s. Eran de un azul muy profundo. Unté una gasa con alcohol
cuando el liquido hizo contacto con su piel lastimada. Mordí m
abr
se, y me sentí... tan extraña. Era como estar en casa, sin estarl
volví en vendaje y ya estaba mejor, al menos así se veía. Me senté junto
uedé dormida, bajo el
e percaté que frente a mí, sentía piel. Asombrada, me gi
. Era él, el rey. Estaba
sn
amente
, le daba un aspecto angelical. Tenía un brazo detrás de su nuca, y mostraba su pec
n orgasmo. Sin poder evitarlo, mis manos recorrieron mis pantalones ha
i corazón latía con fuerza, pero no podía detenerme. Mis dedo
ntir así algo
silencioso. Mis dedos continuaron recorr
silencio mientras cerraba
é, sentí una inmensa pasión por este hombre lobo misterioso. ¡Era tan poderoso y tan f
aba cubierto por pecas. Sus axilas, eran sensuales incluso. Sus brazos, estaban
se esparcía por todo mi cuerpo, mientras me movía con lentitud y precisión. Pude sentir los latid
omo si algo latía en mi interior, llevándonos hacia un destino incomprensible. Pude notar pe
murmuró el hombre lobo. Y esa
mí -le enfrenté. -¿Po
mprensible. -Porque tú lo deseas
rotesté, intentand
rvaron con una intensidad
o saber nada más. ¡Quizás deberías
o desconocido ¿Qué era esto? ¿Q
Estás tratando de controlarme? ¡Eres
ruñó el hombre lobo. - ¿No sientes un impulso dentro
ía ser controlado. Algo que me llevaba a querer entregarme a él. Estaba
gia de hombre lobo! -Le exclamé enojada, cu
a dar vuelt
-preguntó el hombre lobo, el d
s mágico -respondí-
na en mi presencia! ¿Quién
retrocediendo. -¡Estoy asustad
-rugió el hombre lobo, re
! -g
que me desnudara
erta. El hombre lobo siguió mis pasos, rascando y agarrando el suelo c
erta y la abrí ¿Adónde
lobo me persiguió. Sus pies eran más rápidos que los m
-grité empujánd