orcio y abandona la familia
ior del documento era inconfundible: pertenecía a Joshua Griffiths. A juzgar por lo bien redactado que e
ntras levantaba la mirada para encontrarse con la
vino él personalmente a discutir
ra absurda. "¿De verdad crees que mi hermano puede darse el lujo de perder el tiempo
embargo, la joven siempre se había mantenido discreta. Su grueso fleco y sus enormes lentes de montura negra ocultaban gran parte de
sideraba a Leanna como una mujer superficial, cuyo
o de la empresa, ¡así que no puede perd
implemente está pasando tiempo con Renee?",
te, una pizca de amargura brotó de su interior. Renee Hayes, la mujer a la que su esposo había amado
el altar, lo que casi ocasionó que la familia Gri
se casó con él sin pensarlo dos veces. Y no solo eso, después de la boda, cambió sus elegantes vestidos por un delantal, esforzándose en co
de música en el extranjero, e inmediatamente fue reclutada por una popular orquesta sinfónica. Eso sin olvidar que viene de una muy buena famil
bras tan duras como esas du
enía con sus suegros, además de que siempre apoyaba a su cuñada. Sandra tenía la costumbre de gastar excesivamente, así que
sos de cualquier impacto negativo en ellos porque ese hombre era de una familia poderosa;
a, divorciada y segura, tratan
epente lo cerró y lo deslizó sobre la mesa hacia su interlocutora. "Estoy dis
abruptamente de un salto. "¡Ni lo sueñes! Ni creas que tu humilde familia mejorara su posición s
lusa acanalada y un pantalón de mezclilla; el atuendo acentuaba su figura. Acto seguido, se quitó los lentes y le dijo con
entina transformación de Leanna: había pasado de la insignificante y
sentido, su enemiga ya
gritó la mujer, quien en un arranque de ira, agarró el document
a Leanna, pero esta los atrapó con un rápido movimiento. Luego, adv
apariencia tranquila de su cuñada, Sandra notó que se le acercaba con un aire amenazante, así que instintivamente retrocedió y
, la agarró del pelo y le apretó la cabeza contra el escritorio. Aunque Sandra
a fuerza; con la otra, arrugó el acuerdo
chica de la que se había burlado hace u
ste acuerdo, ¡más vale que lo
cuñada, quien se desplomó en el suelo. Acto seguido,
ero que hizo fue llamar a alguien. "A
ciudad, abriéndose paso a través del tráfico con facilida
. La ubicación ya está en tu GPS", dijo la voz, u
nada precipitado. Joshua n
la aludida, frunciendo el ceño por lo molesta
re que te rescató cuando tenías diez años. Quiero decir, ¿por qué degradarte por alguien que no ve tu valor? Incluso ocultaste
nsciente de las complejidades de mi familia", excl
a, al instante siguiente agregó con suavidad: "No
os!", jadeó su
. Una sonrisa apareció en sus labios mientras pisaba el acelerador y maniobraba hábilmente, par
hombre hablaba en tono frío: "Sigue ese Koenigsegg. Y dile a
vehículo?", preguntó su asistente co
para sí mismo el jefe, apenas moviendo l