aba el mar de nubes con una indiferencia casi glacial. Este viaje a las Maldivas era una obligación, una misión que no le inspiraba ningún entusi
ción el mundo que se extendía bajo las alas del avión. Su sonrisa era contagiosa, un arcoíris que iluminaba el rostro de la joven. Catalina, con su espí
azúcar!" exclamó Catalina, con su voz melod
observar el mar de nubes con una mirada fr
no se sintió ofendida. "¡Sí, pero son tan
gélida. "Viajo por trabajo", r
urrido. Yo viajo para disfrutar, para conocer gente nueva,
lugar, en la misión que la esperaba en las M