Apresa su labio inferior sensual y fugazmente. Chasquea los dedos y como mag
y se sienta en ella de piernas abiertas y con un bastón entre el medio de ellas -. En este
res y sus sistem
rfe
llí sentado. Agachó la cabeza y empezó a mover su cadera de izquierda a derecha, al mismo ritmo lento de la música. Su abdomen hizo círculos pausados y p
on el bastón de manera horizontal a la altura de su vientre bajo. Levantó la cabeza y clavó su mirada en la mía
aíso... -expresó
jó el bastón en el suelo y golpeó el mismo caminando hacia mí. Su cadera se mueve sin llegar a exagerar con cada paso que da hasta llegar a mí y entrelazar sus dedos en mi cabello, tirando mi cabeza hac
i oído, su aliento caliente y su respirar ag
astón? Bajó las manos acariciando mi torso, lentamente meneándose con mucha sensualidad en el medio de mis piernas, rozándome sutilmente con su cuerpo y enviando más elevación a mi amigo con el roce
to y queda totalmente paraliza
paso atrás, quitando sus dedos de
me acerco a ella, quien
una noche conmigo? - vuelvo a pregunt
ara, cruzándose de brazos -. Si necesitas se
ticamente estas desnuda frente a cuatro desconocidos que son débiles ante la buena carne y
e lad
¿Qué mierda te pasa, bizcochito? ¿Es que acaso no has entendido que no soy u
o una erección y no me gusta que
vierten a
labio inferior, acortando la distancia entre nosotros. Su perfume me enreda en ese aroma
, pero quedo hela
bido a lo fuerte de su impacto a tan sensible parte de mi cuerpo. Mis manos bajaron instantáneamente, abarca
darle una buena castigada por lo que acaba de hacerme. No solo me dejó con las enormes ganas de enterrar mi polla en ella, sino que también con un dolor que aun quema en es
¿entendieron? - asienten, expandiendo un
erminamos
ártela? - espeto -. Han perdido dinero y yo he
co coherente de tu vida. ¿Cómo mierda se te ocurre pedirle una noche a cambio de dinero, aun sabiendo lo que dijo antes sobre el sexo? ¿eh? - contrajo duramente las faccione
andíbula y sonríe con ironía -. Sabes pe
a y no se puede ocultar lo que se siente cuando la vemos bailar. Nosotros sentimos, no somos de hierro, pero la h
lpa, Axel - giro mi ros
mos y nunca más me van a volver
pero no aparté mis ojos de Isaac. Él sabe perfectamente que odio este día, y sabe cuan
de fondo y las pocas luces iluminando nuestros rostros.
olido no por el golpe, sino por el rechazo de la chica - enarco una ce
er con un suspiro cansado. Soy demasiado orgulloso para ir y pedir perdón,
, yo me discu
a -. Aquí está el desembolso del dinero, no hace falta que se disculpen, solo no vue
- espeto, saliendo de ese lugar para volver a mi casa. Pero ni cre