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Historia

Capítulo 4 4

Palabras:2002    |    Actualizado en: 08/10/2024

cerrando los ojos y tomando una bocanada de ai

se sentían temblorosas y su mirada no pod

ión. En ese momento estaba tan asustada y alerta a lo siguiente

o hasta la casa. Aún podía sentir las manos del hombre en su cuerpo y sus

que poco podía entender, pero era muy parecido a lo que sintió cuando su exnovio había despertado en una tarde que

tratarla, de tocarla, y de hasta mirarla le provocaba terror. Sus ojos verdes emitían

e su intimidad, el tiempo que llevaba sin que nadie la tocara o que se estaba volviendo loca y lo había disfrutado justo como había dicho e

contempló el espacioso recibidor. No había nada fuera de lo común, había muebles, un gran comedor, cuadros colgad

la casa? Había escuchado mucho de sus compañeras y de los extraños lugares

nó el hombre, lleván

beza baja y una postura tensa. No tenía permitido cues

estros cuerpos deben entrar en calor, ¿no crees? -inquirió él, caminando po

irada a él y encontrándose con un par de ojos v

ojos verdes eran hechizantes, su cabello rubio bien peinado y cada facción de rostro era elegante, ma

bien -su voz temblorosa

rra de bebidas y tomó una

par de cosas -empezó a decir, abri

ry, quien no podía apartar la mirada d

pero a la vez mostrara un dejo de timidez, miedo y ver

con la copa en su mano-. No lo sé, la chica que más ha durado estuvo una semana y eso fue hace muchísimo tiempo. Todo depende d

po para ella. Incluso una semana era más de lo que podía soportar. Desea

lo que quieras -se tomó el vino de golpe y le extendió la mano a

vidad, haciéndola poner de pie. Su cuerpo se ajustó al suyo, así que le sonri

a separó sus labio

do la forma en que sus labios se ajustaban al borde de la copa y se humedecían con el vino. La vio tragar y qui

er de despertarlas de su letargo. Dixie, por más que la deseara y la quisiera tener bajo sus sábanas, le inspiraba más malestar que deseos y eso hacía que

de despertar la oscuridad que había en su alma. Aunque podía sentir su temor por la tensión de su cu

a y esa bestia volviera a la oscuridad. Sin embargo, nunca la encontró. Las mujeres con las que había salido ni siquiera lograron entretener un poco al ser que habitaba en su interior y está en busca de placer, éxtas

azos, tomándola por sorpresa ante la caballerosidad y ter

jos grandes, sorprendidos y curiosos. No esperaba que él

cción entre sus brazos, por lo que cerró los ojos y se dejó d

pal. No la soltó hasta no entrar al baño y dejarla en medio de este. En s

anaban poco y se revolcaban con todo aquel que se cruzara frente a ellas. En su club, sus chicas tenían el privilegio de pasar

n el hombre que la desvestía con calma y suavidad para ganar dinero

ero el roce de las manos del hombre por su

udez. Su piel blanca era perfecta y suave, justo como se la imaginó desde un principio. En u

u mano a sus turgentes senos. Sonrió al ver su piel enchinarse y sus pezones erguirse tras

ella abrió los ojos, r

tras el suave toque de él, así que retrocedió un poco hasta s

a pierna de la joven y acarició su piel con suavidad hasta llegar a s

s. De esa forma él no se veía intimidante como en el auto, todo

la mano y la ayudó

ró la llave. El agua le llegaba un poco más arriba de las caderas y estaba tan fría que empezó a tirit

a chica, empapando su cabello, su rostro, sus senos. Veía como las gotas de agua recorrían su piel y despe

de la tina, justo en el medio de las piernas de la chica, muy cerca de su parte i

peinó con suavidad, y una vez terminó, dejó su cabello a cada lado de su cuerpo, cubriendo sus senos. Se veía per

tomar la regadera y presionarla contra su coño, arrancándole un jadeo de

*

enas inicia y

mo viernes, o quien

s a

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