lo que menos quiero es que vaya a pensar cosas que no son de mí-. He traído el
preciosa. Así está
vestido para limpiar toda la sangre, lo hice con el total de los respetos y no vi nada que no debía. Ahora fue inevitable y tampoco me dio tiempo de no ver más allá. Sus senos redondos, firmes y perfectos, las curvas bien
cruz, antes de empezar a orar por ese reciente pensamiento inadecuado que acabo de cometer al ver con ojos de lujuria a una de las hijas de D
en piedad de mí, señor y, por tu bondad y por tu gran compasión, borra mi culpa y purifícame del pecado, de mis faltas y de mis errores. Reconozco mi culpa, tengo presente mi pecado
enta que interrumpió mis oraciones, bajó la cabeza con las mej
señal de la cruz sin dejar de s
sa tan malvada, que no pude evitar sentir un extraño escalofrío por todo el cuerpo
o, no dude en llamarme - hizo una corta
n pronto Adela cerró el portón detrás de sí-. ¿Es a quién mac
n su grosería, como si nada, el templo de Dios-. Por favor, modera tu len
boca muy sucia - soltó una carcajada, pero e
ndo ir a un
cesito un teléf
no - la miré de r
tan ajustado y pequeño. Criticar no es propio de mí, ¡pero el alma se le va a salir en cualquier mom
vertido y, lo mejor del caso, es que no hace nada para disimularlo ni un poco. Aunque no lo culpo, la carne es tan llamativa y
esa manera tan suelta en la que habla. Sus comentarios, su grosería e incluso la forma en la que mira o sonríe es más de lo que puedo procesar; no obstante,
ios, no un pecador ni mucho menos un pervertido como acabas de mencionarlo. Mi amor por Dios es mucho más grande que cualquier otro deseo -
a donde vaya, padre. Dígame cómo me pongo y así mismo me tendrá - volvió a repasarme por comp
otar mi cuerpo hasta quedar libre de pecados, pues siento que acabo de perde