ops
de su antiguo rival, Ricardo Landero, quien cumple una condena por un escándalo empresarial. Mientras Ricardo lucha por su vida tr
felicidad por el bienestar de su familia o seguir el llamado de su corazón? A medida que Maximilian
un arma de doble filo. En un clímax lleno de emociones, los personajes se ven obligados a confrontar sus pasados y tomar decisiones que alterarán sus destin
detención de R
s anónimas habían orquestado un fraude que lo inculpaba, llevándolo a la ruina, a pesar de que él no había cometido ningún delito. Su esposa B
o un presagio de la tormenta que se avecinaba. Leticia y su madre, Blanca, no lograron descans
plastarle el pecho. El lujoso pent-house en Manhattan, normalmente lleno de risas y calidez, s
naba de un lado a otro en la sala,
os a nadie a quien acudir -murmuró,
-se preguntó, sintiendo que
a, contemplaba la situación. Sabía que debía
mi familia. Debo ser fuerte -pensó
ia, quien se había enterado a través de la prensa sobre la detención de su padre. Leticia sabía que su madre nunca había aprobado esa relación,
ensó Leticia, pero la necesidad
de lo que le pasó a tu padre
ndo la mirada inquisitiva de Blanca sobre ella. "Tengo que disi
tá ahí contigo? -preguntó Patric
e se entere que es Patricio. Ella no lo aprobaría," pensó nerviosa, sin quer
s momentos. Solo responde con un sí o un no, para que tu madre no
cia antes de colgar, sintiendo un alivio momentán
ue te llamó ese bueno para nada de
ia, sintiendo que la rabia come
ieces. No es el momento.
io de toda esta angustia que me está volviendo
y pensar en lo que vamos a hacer, yo t
tonta. Por favor, Leticia, en vez de buscarle una solución al pro
llí, abrumada por todos los problemas que enfrentaban. Tomó su bolso y, sin decir una palabra, salió d
toy hablando! ¡N
o pent-house, que era prácticamente lo único que les quedaba. No sabía cómo pagar la fianza para sacar a Ricardo de la
alda, al único que me queda llamar es a Maximiliano Rivas -pensó en vo
, pero no puedo quedarme de brazos cru
y era un CEO influyente, dueño de casi la mitad de la ciudad, proveniente de una familia poderosa. Aunque sabía que Ricardo le debía una considerable suma de dinero, también era consciente de qu
udo en el estómago mientras marcaba el número. "Lo siento por Ricardo, pero estoy dispuesta a hacer
nos segundos que para Blanca se hizo eterno, mientras Maximiliano p
o, ¿estás allí? -
estás, Blanca? Es que me sorpre
é que te habías enterado d
rdo? ¿Acaso está enfermo? -dijo fingiendo
acusando de fraude. Estoy desesperada y no tengo a quién m
do sonar contundente con su respuest
es un hombre intachable? -dijo mientras tapaba su boca para n
tenemos dinero, el pent-house está hipotecado y el plazo se vence en
tia de Blanca. "Excelente, como estoy disfrutan
o suficientemente contundente com
a estaré en tu casa a primera hora y te
ano, eso me da un
a habido muchas diferencias entre ellos en cuanto a negocios en los que fueron socios y fracasaron, dejando a Ricardo en deuda con Maximilian
humillada pidiendo ayuda. "Mañana estaré puntual en tu casa, Ricardo Landero, negociando t
ntes que había tomado Blanca para calmar sus nervios, la vencieron. Se durmió si
, lo agradeció, porque no quería enfrentarse a ella y ser bombardeada con regaños. Además, la salida con P
de que estaba esperando un hijo de Patricio. "¿Qué haré cuando mi madre se entere de que estoy embarazada? ¿Cóm
staba completamente ajena a la llamada que su madre había hecho a Maximi
ida en sus pensamientos. De repente, escuchó el timbre de la puerta. Miró el reloj: eran las 7 de la mañana. Se preguntó quién podría s
ido tan pronto como pude. ¿Dime de qué manera puedo ayudarte? -le pre
estudiada, comenzó a
anto, su reputación está hecha añicos y estamos en una posición muy vulnerable. -Su voz n
nte y elegante era inconfundible. "¿Qué estará haciendo aquí? ¿Acaso ya se enteró de lo que está pasando con mi padre?"
eguntó Maximiliano, con su mirada fija en Blanca, pero con un ligero destello de interés hacia la joven. "Debo ser muy astuto, este es
qué le importa a ese patán cómo me siento? ¡No lo soport
ez más atenta a todo lo que decían, pero de pronto no podí