algo mucho más grave y, en cuestión de semanas, Rosa estaba en una cama de hospital. La noticia cayó sobre la familia Reyes como una tormenta inesperada, dejan
el olor a desinfectante, algo en ella comenzó a quebrarse. Ver a Rosa, la mujer fuerte y amorosa que siempre había sido su pilar, reducida a una sombra en esa cama, sa
umbras, Rosa llamó a Isabela a su lado. Con su voz débil pero decidida,
go, algo que siempre he intentado enseñarte. La vida es... tan fr
lorar) Mamá, no hables así. Te vas a recup
tiempo aquí. Pero quiero que, cuando llegue tu momento, puedas mirar atrás y sentir que
la, la vida seguía siendo una lucha, una competencia que debía ganar. Sin embargo, algo en las palabras de
y su padre, Álvaro, se volvió una figura distante, atrapado en su propio duelo. Isabela, en cambio, se encontró con un vacío que no sabía cómo llena
o vulnerable. El mundo era un lugar implacable, y si quería sobrevivir, tendría que ser más fuerte que el dolor, más fuerte que la pérdida. F
desde que mamá se fue, has cambiado. Casi no hablas con nosotro
a nadie, papá. Mamá se fue y ya nada va a camb
la pérdida de Rosa había dejado una herida tan profunda en todos ellos que sentía que no tenía la fuerza
mpetitiva. El recuerdo de Sebastián, de sus palabras y advertencias, se desvaneció hasta convertirse en algo irrelevante. Ahora,
sueños y risas, se desvaneció poco a poco, reemplazada por una joven ambiciosa y decidida a hace
a a convertirse en una mujer que sus padres no reconocerían, una mujer qu