cho compañía a todo momento, lo que lo hace todavía más llevadero. Sin ellos, nunca me
hermano me decía hace un tiempo, cuando me dijo que debía pensar en mí. Mi esposo y mi hijo, más mi hermano y mi madre, son mi mayor motivación. Por ellos necesito salir de ese pozo, tratar de ser feliz como tanto lo hab
tición tomó por sorpresa a mi h
e ir en aut
, encogiéndome de hombros-. Después de toa? -enarcó una ceja, ladeando una sonrisa-. Po
eas que fue un chiste? Por
razó con fuerza, dejando en
los hombros, sonriendo de oreja a oreja-. Voy po
acue
s que nerviosa, me sentía ansiosa. En estos dos años no he ido ni por equivocación al cementerio. Mi hermano se hizo cargo de
vio nacer, pero su madre me aseguró que no tenía derecho alguno de alejarl
tás
es
e en el. Mi corazón latía muy de prisa y no me había dado cuenta de que estab
a, cuando estés lista. No
rlo... -me repetí varias veces
auto y ocupó su lugar, me tomó de la mano y dejó un beso en el dorso de la misma para darme calma y seguridad. Mi
una y otra vez que todo estaba bien, que nada malo iba a suceder y que toda
ientos y suspiré una vez que abrí los o
ro por largos minutos, sintiendo mis mejillas húmedas por las lágrimas que no dejaban de salir de mis ojos. Me s
no. Recosté la cabeza de la lápida, tomando una de las rosas rojas y jugando con ella entre mis manos. No sabía por dónde
edad no me permiten seguir. Perdóname por haberte ocultado a nuestro bebé, pero pensé que sería una linda sorpresa para nuestra luna de miel. No hace muchos días me había enterado y me sentía tan feliz, porque aunque fuéramos jóvenes, lo deseaba todo a tu lado. Mi vida era tan perfecta y se desvaneció en cuestión de segundos. ¿Cómo se vive después de ti? -el llanto no me permitía hablar con claridad-. Soy egoísta, ¿sabes? Yo deseo estar contigo y nuestro hijo en lo alto del ciel
terno, pidiéndole perdón por no decirle a tiempo que estaba embarazada y asegurándole que pronto nos volveríamos a encon