Se dirigió rápidamente al baño de la cafetería, sintiendo cómo las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos.
xtraño la afectaran de esa manera, pero la verdad era que esos días había estado más sensible de lo hab
ería ser débil, no quería llorar, pero la angustia era abrumadora. Se dejó caer
tiendo que la tristeza la consumía. Era un ciclo
a frase la golpeó como un puñetazo. No era solo un comentario sobre su trabajo; era un r
pejo. Sus ojos estaban rojos y hinchados, pero sabía que no podía dejar que eso la detuvie
l. No podía permitirse ceder ante la desesperación. Se recordó a sí misma que es
experiencia la definiera. Tenía un trabajo que hacer y clientes que atender. Aunque la situación
e Carla la esperaba en la barr
-preguntó, ace
ente, intentando ocul
ento -respondió, sintiendo
dejes que un cliente te baje el ánimo -dijo Carla, dándole
o que las palabras de su
yo -dijo, sintiendo que su dete
a cliente era una nueva oportunidad, cada día un nuevo comienzo. Aunque el c
, tratando de dejar atrás la tristeza y la frustraci
as emociones del día aún pesaban sobre ella, pero cuando salió al aire fresco de la tarde, sintió que un
panaderías y restaurantes que pasaba la rodeaban, recordándole que aún había pe
Recordó que había comprado ingredientes para hacer una pasta con salsa de tomate y albahaca,
tomates frescos al saltearse en la sartén. Mientras picaba la albahaca, se permitió sonreír. Cocinar siempre h
y y un toque de aceite de oliva. La idea de disfrutar de una cena sabrosa comenzó a levant
ando un poco de queso parmesano por encima. Se sentó en la mesa, mirando la c
a. Era justo lo que necesitaba. Las preocupaciones del día se desvane
ogar, y por la fortaleza que había comenzado a encontrar en sí misma. Aunque el día había si
hierbas y se acomodó en el sofá con un libro que había estado esperando leer. La com
ida presentara desafíos, siempre había momentos de alegría y consuelo. Estaba lista para enfrentar
o por la ventana, pensando en su futuro. Había un mundo de posibilidades