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Historia

Capítulo 3 Una fiesta y una decisión

Palabras:1130    |    Actualizado en: 24/11/2024

tulo

de saber que él la había observado sin hacer nada para ayudarla. Claro, había dicho que no era nada grave, pero a Jade eso no le sonaba para nada gracioso. La

as él le pasaba el libro que ella había intentado alcanzar. Lo agarró con rapi

de responder. -Bueno, tampoco pensé que fuer

rubio que brillaba bajo la luz de la biblioteca. De repente, todo encajó. Jade había reconocido su rostro de inmediato. ¡Era Jack de Jesús! El famoso jugador de baloncesto de la escuel

como un grupo de chicos egocéntricos, que solo se importaban por sí mismos y por sus seguidores. Pero allí estaba Jack, sonriéndole, como si nada, y, aún más extraño, había

suficiencia, como si nada hubiera pasado. Jade, sintiendo un poco de humillación, tomó el libro sin decir palabra alguna. Solo lo miró fijamente, como si pudiera

a realmente, sino más por cortesía. No quería quedar

viendo a mirarla. -Por nada, Jade -respondió

almente los populares, solía hablarle por su nombre. En ese momento, le dio vueltas al asunto, p

no había conexión a internet. Jade resopló. "¿Cómo puede ser tan irresponsable?", pensó mientras observaba a su amiga comple

ando, Coleman -le dijo

, se limitó a responder con un tono relaja

ó mientras se sumergía en su tarea. Era el tipo de estudiante que no podía relajarse hasta que todo estuviera terminado. Al

me y Alexa jugando. Pero luego, Alexa rompió el silencio con una preg

ner para la fiesta del

erado ir, pero Alexa tenía una forma de convencerla que era difícil de resistir. No le gustaban las fiestas, y mucho

e broma, aunque un tanto irritada-, la fie

. Toda la preparatoria va a estar ahí, ¿qué excusa tienes esta ve

metido, y aunque no le gustaba la idea, no podía fallarle a su amiga. "¿Por

s -respondió Jade, pero su tono era

ero yo no puedo ir sola! Me sen

e de su amiga, y entonces se dio cuenta de que no podía dejarla sola. Siempre s

inal, rendida. -Pero const

so es todo! ¡Irás! No te preo

la oferta. -¿Y qué haría yo sin ti? -pregun

sonrisa maliciosa. -Mori

as. La bibliotecaria se acercó rápidamente para pedirles que se calmaran. Al final, Jade solo pudo reírse, s

do evitar pensar en lo que se venía. La fiesta de mañana sería un reto, y aunque no lo admitiera abiertame

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