iz
ción a la habitación 456 del The Wate
ación de irrealidad, y mareo, pero, sobre todo, esta sensación de aturdimiento, y de
tida, peligrosa y demoledora que tengo, sólo una ser como Haul, que no entiende un no por resp
e exigente, justo por eso no deseo a ninguna mujer a mi lado que intente cambiarme, quien me quiera debe aceptarme como soy, pero por ahora sólo ese indeseable y pesado de
sentía, o al menos así de esta forma, desde esa maldita noche, en mi adolescencia, con diecisiete años recién cumplidos, cuand
o se llevó mi primera vez con una mujer, sino que también se llevó mi primera y última vez perdiendo el control
orbata tirar de mí hacia ella, la sentí alzarse de puntillas, y finalmente me besó en los labios, con autentica pasión, haciendo que la contención a la que llevaba sometiendo, estos últimos cuatro años, a mi mente, pero sobre todo a mi cuerpo, c
ar
Watergate Hotel, Wash
ecorrían acumulándose en mi sexo y en la punta de mis pezones, haciendo que estos se volvieran sensibles pesados, intentaba moverme en la cama, no
cia conseguí quitarme esa maldita prenda, y en un momento de lucides, decidí levantarme
ollywood, moreno creo, entró en la habitación, entre mirarlo, en medio de nebulosas, y reaccionar, no fue ni medido, ni controlado, más bien ese ser que me había dentro de mí, que me había poseído, se dejó llevar, y sin pesarlo, me abala
pasión de sus candentes besos, mientras era alzaba del suelo por mis caderas, no me había dado cuenta que era tan alto, hasta que mis piernas rodearon totalmente sus caderas mientras él
durante toda esa noche, no había necesidad de palabras
, comencé a quitarle la chaqueta y a desabrocharle la camisa, mientras él pasaba sus labi
a el placer que esa boca provocaba en mi piel. Si me preguntas que describiera su rostro, en ese momento no pod
un segundo pensé que estaba tenido el sueño erótico más perfecto que cualquier mujer podía tener, y esa sensación me duró toda la noche. Un brusco movimient