bosque, tan imponente y vasto, ahora parecía un laberinto amenazante. Los sonidos detrás de ellos -
stán? -preguntó L
del hombro, su mirad
iado c
o. Ella obedeció, sus sentidos en alerta máxima. Caleb cerró los ojos po
tá más lejos de lo que pensab
r seguro?
no, un gesto tan insti
gue
obre la suya, cálida y firme, le da
*
legaron a un lugar donde los árboles se abrían para revelar un pequeño valle rodeado de rocas cubie
Caleb, llevá
bía un pequeño rincón con mantas y provisiones rudimentarias,
Caleb encendía una lámpara portátil que il
uro quedarse en un solo
las mantas, tratando de
por mí? No he h
entrada de la cueva como si esperar
amenaza. Este bosque es su territorio, y no le
No puedes explicarles q
us ojos dorados reflejaban una mezcl
manera de ver las cosas. Hay quienes creen que cualqu
escalofrío recor
Y
humanos son iguales. Algun
e a ella, su mirada atrapándola como
es ser pr
as palabras de Caleb no eran solo un intento de calmar
mporta tanto lo que me pa
labras fueran demasiado difíciles de decir. -Porqu
iento, su corazón l
é ca
od
bía barreras en su mirada. Había una hon
Me haces querer luchar contra lo qu
conmovedor en sus palabras, una vulnerabilidad qu
leb
ullido resonó en el exterior, seguido de ot
un salto, todos sus
ncontr
preguntó Lucía,
í, pero tienes qu
asin
ío en
es de que pudiera pensar demasiado en ello
nsmitir lo que no podía decir con palabras. Lucía se quedó inmóvil por un segundo,
ron, ambos estab
esta -dijo Caleb, su v
ndió Lucía, con una determina
a gravedad de la situación los
mí. Pase lo que p
y juntos salier
*
aban. Había al menos seis, cada uno más imponente que el anterior. Sus ojos brillaban c
e atravesaba su rostro, dio un paso adelante y
oz profunda y autoritar
con ellas, Klaus -respondió Caleb, pon
sonido frío
riesgar todo por alguien que ni si
es como l
los humanos antes de
uños, pero su voz
que le ha
r, avanzando lentamente, pero Klau
protegerla, tendrás que demos
Có
una expresió
ndo co
que su corazó
ndo hacia Caleb. -No t
eb, mirándola con una mezcla
ro.
en mí,
luz de la luna. Caleb hizo lo mismo, y Lucía apenas pudo contener un grito al
rápido, esquivando con agilidad. Sin embargo, la diferencia de tamaño er
corazón en un puño, i
ró, como si sus palabra
derribar a Klaus, inmovilizándolo contra el suelo
su forma huma
Has demostra
ó de nuevo, pero p
es déja
mente, sus ojos brilla
erda esto: la próxima
uno, dejando a Caleb y Lucía
cia él, abrazán
mo agrade
gotado pero con
cerlo. Lo haría m
undo, aunque lleno de peligro, también p