te a mi ventana dibujaban sombras danzantes en el suelo. Estaba a punto de dormirme cuando, de repente, escuché los pasos. Eran lentos, firmes, como si alguien camina
tentes. Me quedé quieta, esperando que el sonido cesara. ¿Sería mi imaginación? ¿El viento quizás? Pero no
algo no estaba bien. A través de la puerta entreabierta, vi una sombra deslizarse por la
llí estaba: una figura de pie frente a la puerta de la habitación de mis padres. Era alta y oscura, con una silueta apenas visible bajo la tenue luz de la luna
l por hora. ¿Qué hacía en mi casa? ¿Cómo había entrado? Y lo más importante: ¿qué quería? De pronto, la
l teléfono que estaba sobre mi mesita de noche y marqué el número de emergencia. Sin embargo, cuando levanté el aur
no se movía, como si alguien la hubiera sellado. Mi respiración se aceleraba. "Piensa, pi
cuché de nuevo
pies me llevaron automáticamente hacia la puerta del armario. Me agaché y me escondí entre los abrigos y las cajas de zapatos, tratando de c
pecho parecía ensordecerlo todo. ¿Y si había más de una persona? ¿Y si quien estaba abajo no era el ú
mi habitación. Mi respiración se detuvo, contuve el aliento, aferrándome a la esperanza de que no en
ntes, ahora más nítida, más pesada. Sentía su presencia en el umbral, como si el aire se hubiera vuelto más denso. Mis piernas
ber pasado, no podía salir de mi escondite. Mi mente seguía gritando que algo no estaba bien. Sabía
mi pie. Algo dentro del armario. Mi c
un destello. Dos ojos brillaban desde el fondo del armario, observándome. La respira
suelo, intentando ponerme de pie. Mi cuerpo se tambaleó mientras corría hacia la salida de mi hab
esesperada por encontrar una salida, pero la puerta principal estaba cerrada con llave. Golpeé la puerta, gritando por
chándome. Estaba parada en la entrada del salón, bloqueando mi única salida. Su rostro seguía cubierto por la sombra, pero ahora podía ver una sonrisa torcida iluminada por
la voz, susurrante y grave, lle
Sabía que había un cuchillo en el cajón junto al fr
jo la figura, avanzand
, sacando un cuchillo grande y afilado. Lo levanté con ma
rlo -la voz se desl
, y el cuchillo se sentía demasiado pesado en mis manos. La figura se detuvo justo
ad inhumana. Había algo en su expresión que me recordó a los depredadores que observan a sus presa
n saber si me lo decía a mí m
sangre. Entonces, antes de que pudiera reaccionar, dio un paso hacia ad
moverse con tanta rapidez. Solo supe que estaba indefensa. La figura l
algo inesper
pe. Un hombre entró, alguien que no había visto antes. Llevaba un abrigo largo y oscuro, y en sus manos sostenía una lám
ritó el hombre, avanz
en las sombras, desapareciendo por complet
-dijo, su voz grave
pero algo en los ojos del hombre me hizo sentir
nté, retrocediendo u
. Tenía la mirada dura, marcada por años de experiencia, pero también algo en su rostro
aba esperando que no llegara a esto, pero lleg
confundida-. ¿Qué era
vía a surgir dentro de mí. Aunque la figura ya no estaba, la s
abrigo. Parecía buscar las palabras adecuadas, pero fin
l de explicar, pero hay cosas en este mundo que escapan a nuestra comprensión. Lo q
do? Una sensación de repulsión se apoderó de mí. Intenté recordar algún i
-logré decir, mi v
como si estuviera buscando algo en la oscuridad. L
ita -dijo-. Algo que ni s
o tenía? ¿Qué podía ser tan importante? Mi vida siempre había sido
é, sintiéndome cada
esde que llegó. A pesar de todo, su presencia me reconfortaba
s antiguo, algo que comenzó hace generaciones en tu familia. Ese ser estaba a
ba demasiado fantasioso, como una historia sacada de un viejo libro de terror. Pero la mirada en s
ensamientos arremolinándose-.
segundo ante
los sabían, pero te lo ocultaron para protegerte. No querían q
a, una fachada cuidadosamente construida para ocultar un secreto que ni siquiera había imaginado.
rtada, mientras las lágrimas amenazaban con brotar-
isa cansada, como la de alguien que ha
te ayudaré a encontrarlas. Pero para eso, tienes que c
guna razón para no creerle. Pero no la había. Por alguna razón que no entendía del todo, sentía q
las lágrimas que amenazaban co
, por primera vez en toda la noch
o, mirando nuevamente hacia la ventana-.
illaba intensamente, pero las sombras que se extendían en el jardín parecían moverse, como si algo estuviera acechándonos. El
aleb se giró haci
corazón se detuviera por un momento-. No todos los monstruos tie
hacia la oscuridad de la noche. Afuera, en el mundo que siempre había creído normal, una nueva realidad comenzaba a
erlo, era el
sillo, pero lo que venía después, lo que estab
, y sentía cómo el frío de la noche se filtraba por cada poro de mi piel. A cada paso que daba, no podía evitar la sensación d
su preparación para lo que pudiera suceder. En su rostro se dibujaba una determinac
oz baja, temiendo que si hablab
l camino frente a nosotros,
fugio. Allí podremos planea
i cuenta de que estábamos alejándonos de la ciudad, de cualquier señal de civilización. El aire parecía más espeso, más car
os seguía. Miré por encima del hombro, pero no vi nada, solo
, sin poder ocultar
areció sorprendido. En s
nen menos poder aquí afuera, pe
oles. Mis pensamientos volvían a lo que Caleb me había dicho antes, sobre mi familia y el oscuro legado que, aparentement
equeña cabaña se alzaba en la oscuridad. A simple vista, no era más que una vieja construcción de madera, pero había algo en el
ijo Caleb, señalando la cabaña-. Per
menea apagada en una esquina. Caleb cerró la puerta tras nosotros y aseguró la
regunté, observando el
ió Caleb, refiriéndose a las criaturas que nos habían estado acecha
vida estaba siendo arrancado de raíz. ¿Antepasados? ¿Gente como yo? Nada tenía sentido, pe
a forma parte de algo antiguo, algo que comenzó mucho antes de que nacieras. E
egunté, incapaz
n su mirada pude ver un peso de dolor y re
l que esos seres utilizan para entrar en nuestro mundo. Tus antepasados lo hicieron antes, per
¿Un portal? ¿Guardianes? Era demasiado. Me llevé una mano a
je finalmente, sintiéndom
tió con co
iene. Pero debes saber algo más: esas criaturas no descansarán h
, y su siguiente fra
Humanos. Ellos son incluso más peligrosos que la
licto que no comprendía del todo, y ahora, además de las cria
o que cada paso que daba me alejaba más
. Mañana empezaremos a entrenar
ría difícil. Mi mente estaba llena de preguntas, de miedos, y sobre todo,
as criaturas que me habían acechado. Eran más suaves, casi imperceptibles, pero clarame
ún no comprendía completamente, me di