r
da entenderme. Ver el milagro de la vida y saber que hice parte para lograr a cabo da una gran satisfacci
o diagnosticado con daño cerebral, y ahora sus familiares no dejaban de agradecerme. Aún debía seguir sumando más casos para
ace un mes y eso me preocupaba. Dejé la bata en el perchero, tomé las llaves del carro. La puerta se abrió
con seguro-, te pido el favor de
jer con quien vives. Pasas mucho tiempo en la clínica y a tu supuesta novia no le dedicas el tiempo, ni siquiera los fine
par a par, se puso roja-. Soy hombre de una sola mujer, y desde hace muchos año
erás un cornudo, si
crianza que le dieron, con el ejemplo a mi mujer.
tente. -Se p
ño trabajando a mi lado, no aprendiste a conocerme, no me eres útil para trabajar
do desleal c
o tienes el talante para ser una mujer cercana a mi vida, y me acabas de dar una razón más para seguir enamorado de Nadina. Adió
r Orju
podría serle infiel, porque mi consciencia se mantiene co
a de regresar a mi casa. Amelia me dijo algo que Nadina siempre solía decirme, y ta
inutos, pero no se van para demostrarle al paciente que están lo más cerca posible a ellos. Eso me hizo rea
ngresé al auto, conduje en dirección al apartamento, ya iban a hacer las tres de la mañana, al menos mi turno mañ
aban en la nevera. Las calenté. -comí con desespero, al ingresar a nuestro cuar
e. -dijo a
cuerpo siempre había reaccionado ante su arom
egué más para que sintier
me tienes.
ada de mí, hasta aclarar nuestr
-. ¿Te pones la bata que me gusta, duermes como una diosa y no me das permiso
tamos
ta estar en su interior requiere de un buen rato haciéndole masaje, acariciando su cuerpo. Detestaba e
egu
ar. Es importante, ahora duerme. -Su mano aferró mi parte endurec
o, me saciaré con su boca, volvió a aferrarlo y mientras me aca
l que no te den importancia. -Me alejé, la habitación se encontraba a oscuras, en
de cucharita, se aferró a mi brazo y nos quedamos dormidos, después de todo pase lo que pase, siempre, permanecíamos ju
cuché en la cocina, ella siempre hacia el desayuno y yo la cena, el almuerzo no lo compartimos a menos que tuv
ián. El que la miren los hombres me daban celos. Esa sensación no me gustaba, y descono
alí de la cama, me metí al baño, una vez arreglado por si me tocaba salir de urg
días,
nos
che, un mes sin sexo y al verte no puedo es
jerzo un ef
.. miré esos preciosos ojos azules, era colombiana, pero toda su fisionomía era r
mismo
. -Se puso muy nervios
es habl