n encerrar un juego implícito. Entre ellos flotaba una energía que ambos podían sentir, una mezcla de curiosidad y atracción qu
un lugar como este? -preguntó Daniel mientras daba
e una coincidencia o el destino que me trajo aquí -respondió Valeria, la
que no sentía desde hacía mucho tiempo. La conversación continuó, ligera en apariencia, pero cargada de tensión.
ente centrada en Valeria. No era una mujer que se dejara impresionar fácilmente, y eso lo cautiv
un lugar más tranquilo? -La pregunta no era realmente una preg
ara cada una de sus intenciones. Luego, u
a la pena? -respondió, con ese tono jugu
a tomó, sintiendo la calidez y firmeza de su agarre. Mientras salían del club, los ojos de la multitud
, elegante y discreto, que reflejaba la esencia de su dueño. Abrió la puerta del copiloto para ella, un gesto que contrastaba con su imagen de hom
guno de los dos mencionaba. Finalmente, llegaron a un edificio de lujo en una de las zonas más exclusivas de la ciudad. Daniel la
entras se acercaba a la ventana,
a ocasiones especiales -respondió Da
como si estuvieran al borde de algo que ninguno de los dos podía detener. Daniel alzó una m
special? -preguntó ella,
a en un movimiento que parecía tan calculado como inevitable. Fue un beso lento al principio, como s
nalmente estalló. Las manos de Daniel se deslizaron por la cintura de Valeria, atrayéndola haci
r venir, mientras la ciudad seguía latiendo bajo sus pies, ajena a lo que estaba ocu