ía salido de casa sin otro propósito que despejar su mente. Caminaba entre los pasillos
era. Había visto demasiados corazones rotos, demasiadas promesas incumplida
ces cuand
n. Un choque inesperado, un instante fugaz, pero lo suficie
clinándose rápidamente
voz profunda, con un matiz de dulzura
abello oscuro, mirada intensa y una sonrisa encantadora. Algo en su expres
día ser. Ella no creía en eso. Y sin embargo... al
él, con un destello de
n quererlo, su mundo ca
r qué su corazón latía con tanta fuerza. Era solo un desconocido, un joven amable
con un hilo de voz, tomando
calofrío recorriera su piel. No era miedo ni incomodi
nrisa que parecía iluminar tod
solía dar su nombre a extraños, pero
ijo al fin,
como si estuviera saborea
mbre. Te q
illas se calentaban. No estaba acostumbrada a
aci
Era como si el mundo a su alrededor se hubiera desvanecido, de
tó Nicolás, señalando la
asintió c
mi lugar
l con una sonrisa traviesa-. Yo venía por un li
en esas cosas. O al menos, e
seguir con tu día -dijo él de rep
, esperando
ustaría recomendarme un libro?
conocidos, pero había algo en Nicolás que
inalmente-. Ven, t
guiéndola al inter
staban dando el primer paso hacia algo