amĂn
echo de que no puedo quitarme a Camille de la cabeza y que todavĂa estoy enfadado por el incidente.
to con todos los lujos a los que estoy acostumbrado. Y
nciano que debo embaucar para revisar el te
y bien cuidada y rodeada de hectáreas de hermosas tierras. Es casi una pena
un hombre bastante grande,
ene del norte para comprar mi te
o poniendo mi ac
d. El hombre que busca -habla
or. No este, que probable
njamĂn Harper y es un placer conoce
peremos a mi hija. Parece que quiere opinar s
n importante la opiniĂłn de su hija. Pues es responsabili
oigo decir, aunque
ada en no vender esta propiedad y puede ser un poco dura. -El viejo advierte y no puedo evitar preguntarme por qué deja que esta hija suya te
arte de las veces es culpa mĂa por malcriarla y ceder. Su madre se marchĂł cuando era una niña, dijo que este lugar no era para ella. VolviĂł a
y me da un vistazo a una vida normal. Ser el hijo de un mafioso tiene sus ventajas
profunda conversaciĂłn,
eja que me refresque
tra Camille en la hab
my g
a su rostro en forma de corazĂłn. Voy a levantarme, pero me lo pienso dos veces. Joder, no puedo echar a perder es
ompe la
. Harper. Sr. Harper e
acerco extendiendo mi mano. Y sus ojos no parecen demasiado d
arse con los mĂos. Su boca se separa levemente al ver el fuego que arde e
poco de placer verla hacer una mueca de dolor. Esbozo una sonrisa brutal mi
vuelve haci
e llama. ContinĂşa esta reuniĂłn sin
lev
ida -pido, tratando de sonar
ille jura que mi oferta
o en un tono
iante de ayer, mientras ella
que no y continĂşe
compañe mientras yo voy a por unas bebi
s deseos de su padre. Me rio mientras ella intenta correr hacia su au
gritar
ras te corto la l
. Mi padre te pegará un ti
ndome por la
s quién s
tratando de liber
s mĂo -gruño i
stá en mi auto -sise
cia su auto le pre
Ăas robarme? Si solo te dieras
erar mi cartera. Como un imán mis ojos son atraĂdos po
divertido mucho -digo pasando mi mano p
se le
las manos
emás, solo estoy recupera
ertenece a nadie. Pero esto es tuyo -s
cia mĂ con
o lo veo, me
guirás esa mierda de mĂ.
erdo claramente que te frotaste sobre m
me
ue hacerlo para poder coger tu cart
, te lo puedo asegurar -gruño
tocado nada -dice Ca
enĂa cogerla, por no habl
hermandad. Nunca habĂa robado en mi vida. Simplemente estabas en el lugar equivocad
egiste la vĂctima eq
rtera, ahora vete. -Ella insiste
e vuelve os
bolsa Camille? -pregun
imera vez veo que una pizca de miedo cruza su ro
n poco. Colocando mi boca cerca
ta Camille, bu
adre te debe estar esp
muñeca, solo lo suficiente par
e me digas "por favor BenjamĂn dĂ©jame ir". -Ante esto,
, no voy a de
poco más
puesto, sigue negando hasta que el
rabia. Ella sabe que ha perdido la batalla y e
, déjame i
dora, le suelto la muñec
ez no tardes
la oportunidad de ponerme
pequeñas riñas. En cierto modo, es refrescante no tener que lidiar con todos los asuntos de "negocios" en casa o preocuparme de si en un momento da