orre por el enorme recinto, explo
idado, papá!
a comprarle el cachorro que quiere. Al
, ¿no? -pregunta Trevor con
ace una
ene. Me doy vuelta para mirarlo. Noto gotas de sudor en su frente por
ro quería saber cómo estás.
blando de mis problemas con la bebida y
or . -Paso una ma
a supervisar un proyecto del que no m
a Carolina del Norte; es solo una estadía
estás haciendo? -Trevor parece preo
una camisa rosa de manga larga. Sus deditos recogen babosas de la cerca
profundamente y luego levanto la mano para protegerme la cara del sol-. Ha sido duro para los d
en el pelo, sus ojos azules brillan de
na palmada en el hombro-. Solo debes
llo. Se disculpa y yo me quedo mirando la mansión mientras él se va. Es una casa grande, un poco
, hombre. Hay pr
sé que se refiere
que debe
y cuida a Celina . Estarás presente en
a también. -Él sabe q
aza y regresa con sus babosas. Trevor se coloca las gafas
endo de aburrimiento aquí, recue
ndré en
alrededor. Los árboles rodean la casa y el canto de los pájaros me hace sentir como si estuviera en Hanse
ñor M
acia la voz. Es
u cara era redonda y tenía una sonrisa cálida con dos lindos
conozco es
noche en la fiesta. Era la misma sonrisa: había pensado en aquella noche lo suficiente como para recordar su s
arece rec
ice mientras extiende la mano. ̶ M
na noche. Le tomo la mano y ella me mira
E
o que imaginaba
randes chequeras y cuentas bancarias hace dos meses. Compró el terreno en el que se encontraba mi tienda y, con la simple firma de un documento,
y a hacer
do la mano, esperando que no esté sud
mira así. Por un momento, me pregunto si me reconoce porque su mirada raya en la familiar
placer conocerlo. -E
rdo de vista. Lleva vaqueros y una camisa blanca con una chaqueta marrón. Su pelo oscuro le c
n odio tan grande hacia él
nta antes de hablar y su voz sal
xtr
ude descifrar su expres
co demasiado, pienso. Observo su espalda mientras entramos. Su espalda es musculosa como la de un levan